martes, 6 de marzo de 2018

Vamos a llamar las cosas por su nombre...


...a pesar de que, cómo natural, siempre se sea razonablemente injusto cuando se dan brochazos del calibre de los que verán abajo.

El unionismo está conformado por, en esencia, tres tipos de personas:
               1-Los hijos y nietos de los que entraron con Franco: ministretes, politicuchos, delegado de tal, empresario de cual. La administración de la ocupación, gente que ostentaron cargos de poder en la ejecución de la opresión, mandos militares y políticos analfabetos pero fieles a Paco, a los que rápidamente se unieron…
               2- Los hijos y nietos de los botiflers, el pequeño y mediano empresario catalanet (no los había grandes) que por miedo, pragmatismo, egoísmo o cobardía rápidamente se alinearon con el régimen para asegurar un status y salvaguardar lo suyo, gesto que respeto. A esto se unieron gentucilla post-Franco que engranaron con el sistema actual y por puro egoísmo quieren que nada cambie.
               3- Los hijos y nietos de emigrantes de sur. Gente mayoritariamente sin recursos ni educación y  con un panorama general muy malo, que se liaron el petate y vinieron aquí.

En porcentaje sobre la masa unionista, hablaríamos de un 3%, 12% y 85% del grueso de la población.

El independentismo ofrece dos tipologías:
               a-El indepe vocacional, muy buen conocedor de la historia y con fuerte raíz indepe familiar que se remonta a hace dos siglos            
  b-El resto de la gente.

No hay más tipos, no le den más vueltas.
En porcentaje sobre la masa indepe, hablaríamos de un 7% y 93% respectivamente.

Franco fue hábil no sólo intentando disolver a una raza con otra basado en la “fuerza en números”, principio bastante sabio, sino que -no nos engañemos-, lo que ‘trajo’ tenía un perfil que doblemente satisfacía sus necesidades: gente con muy poca cultura pero fuertemente arraigada a la suya, y por lo cual con cero interés en amoldarse, integrarse, disfrutar y aprender de otras civilizaciones. Gente con una perenne melancolía por su tierra que se supo hacer virar hacia el odio y el rechazo al ‘adoptador’.

Lo milagroso es que esa sociedad enormemente fracturada racial, cultural y afectivamente coexistiera en perfecta harmonía 60 años (1950-2010). Sin duda la brutal represión de Paquito el fusilador les ayudo a ‘hacerse suya’ esa tierra, pero con la muerte del dictador tras la tremendas revueltas de Madrid de Noviembre del ’75 (HAH; that was fun!) la estabilidad permaneció. El desafío de la democracia con Luisito Suárez primero y Felipe GALzález luego dieron un horizonte al que mirar, y lentamente esa segregación empezó a formar parte del paisaje catalán.

Nos acostumbramos a los barrios y los yates y los enclaves de los del Tipo 1, fundidos ya con los del Tipo 2, y normalizamos en chandalismo, el taxismo, y el charneguismo cómo una realidad contra la que poco podíamos o queríamos hacer. Nos acostumbramos a las malas caras de los camareros, los exabruptos de los taxistas, a fontaneros fumando llegando 2 horas tarde, a la mala calidad industrial, y en general a coexistir con una cultura baja, mucho más baja que la que hay en otros lugares de la península -pues mucho de lo que vino era lo puto peor, y discúlpenme por no andarme con rodeos.

El ruidito indepe nos abrió los ojos  a los del tipo b; nos dimos cuenta de todo lo que acabo de escribir, ebullió ese resquemor, y nos dimos cuenta de que este pequeño país podía ser mucho mejor.
Sin ellos o cambiándoles, claro. Pensamos que podíamos cambiarles pero lo que vimos fue un jabalí aterrorizado redoblando esfuerzos en una encabritada furibunda, que no fue más que la confirmación de la auténtica cara de los nietos de los que entraron con Franco y el chandalismo más bajo, lo que retroalimentó nuestro ancestral sentimiento de raza, extremo en el que andamos hoy.

Para bien o para mal hemos empezado a odiarnos los unos a los otros; yo sé por qué odio al facherío, y prepondera más el rechazo a su comportamiento y valores tras 1 de Octubre que su raíz genética y cultural -que deploro también en gran medida.
Y sé entender por qué nos odian: porqué esto es tierra conquistada y quien cojones nos hemos creído que somos los putos catalanes que hablamos como perros y Chordi Puyol con el 3% y puto Puydemong peinado cómo un teleñeco.

Ya he dicho lo que quería decir. Será tosco, en ocasiones ciertamente desafortunado y brochagórdico, pero es todo absolutamente cierto por doloroso que resulte.

La verdadera historia de la rivalidad Barça-Madrid

Seré conciso. H ay cientos de libros que cuentan esto en 400 páginas. Yo lo he hecho en dos, o sea que las gracias me tendríais que dar, ing...