Oh casi se me olvida esta…
El otro día anduve en una boda, todo bien, y en esas que por avatares del vespino terminé hablando con una pareja a la salida de la iglesia, él con un fuerte acento de Lleida, ella de finos acabados. No sé de qué hablamos –posiblemente de mis protuberantes bíceps y de mi presunto pollón- pero me dio que el tío me sonaba de algo.
Luego, aquello que vas rebotando de grupito en grupito lo que te dura la copa, me enteré que el tío era banquero en Andorra y que llevaba equis semanas con aquella chica, amiga de una amiga. Y en esas que pasa el rato, estoy con un grupito de colegas pirenaicos en un corrillo, pasa el banquero, y uno de ellos exclama ‘Hostia, què hi fas-aquí-tú?????’
‘Hoooombreeee’ tal y cual. Se abrazan, ‘que si esto que si lo otro’, y el tío se va pues parece tener cierta prisa.
Y uno de mis amigos que me dice:
-‘Este….este es de los más finos de la comarca. Aquí donde lo ves, bien peinadito y tal, corbata impecable y toda la pesca, traficante de cojones. Hijo de traficante, empezó con el tabaco y fue escalando hasta el culmen del tráfico de arte robado pasando antes por perfumes y joyas. Y esto a su edad. Un flecha’ –me decía asintiendo efusivamente- ‘un auténtico flecha. Este desde los 16 tacos que va por el mundo con Mercedes, pero como vive Dios que no le han pillado nunca, NUNCA, y tras 10 años fent lo contrabando, hay que ser bastante bueno para que no te metan mano’.
Y la novia, de finos acabados, creyéndose que es jefe de oficina y que baja a Barcelona a ciertas reuniones directivas.
No: lleva el Mercedes (seguramente birlado a otro traficante ya enchironado) lleno de productos robados y de contrabando.
No hay reuniones, no hay banco, no hay nada.
Y como lea este blog, me voy a desovar.
Viva Benz!