martes, 20 de octubre de 2020

2028: I have a dream

Me levanté a las 9:42 exactamente, 3 minutos de que sonará la alarma puesto que tenía vuelta de golf a las 12 en punto pero quería pasar antes por el despacho.

Tras los maravillosos progresos realizados con mi entrenador en los últimos meses estaba convencido que podía romper par.

Había una rubia de impresión maquillándose en el baño, Lídia, una de mis novietas preferidas. Estaba radiante esa mañana. Me pusé el albornoz, le pessigué su firme culo, le guiñé un ojo, y bajé a desayunar.

Me preparé un café americano, a la vez que mi esposa, Verónica, me servía sendos Frankfurt y lomo con queso recién hechos. Me mostró un cocazo abriéndose ligeramente el batín. Vaya cocos, hoyga.

“Hello Alexa” ordené, “Enchega la atele y pon Antena 3”

Se encendió la 65 pulgadas curva, sintonizó el canal, y ofreció imágenes en vivo de un accidente de helicóptero con desenlace funesto. Se temía que fuera el que trasladaba a Arrimadas, Carrizosa, Colau, Bartomeu y García-Caridad al Valle de los caídos a realizar una ofrenda floral.

“Vaya rachita” pensé; primero Pablo Casado y Aznar, pareja inconfesa, fallecían de SIDA en primavera, luego el accidente de parapente de Soraya Saenz de Santamaria que costárale la vida en Organyà, y ahora esto.

Sonreí. Abalanzóse sobre mi mi santa esposa dispuesta a achucharme un poco; me dejé y confeccionamos acto de cópula.

Subí a la suite, me duché y Lídia me vistió. Bajé y Sebastián el chófer me preguntó si íbamos al Club de Golf cómo siempre.

-No -respondí-, hoy pasaré por la oficina a echar un vistazo.

Cogimos Ronda hacia la A2 y una luz en el cielo me sorprendió: era un meteoro, un cuerpo celeste colosal, qué rápidamente descendió estrellándose en el RCDE Estadiun. Me cegó el destello y me encendí un pitillo. "Se acabó el infierno de la Segunda División" pensé.

Llegué a la oficina; los números iban muy bien. Sonia, la directora financiera, me agarró la mano y se la puso sobre uno de sus senos. Con un ademán decliné. “Hoy, golf” le dije y le guiñé un ojo.

Fuimos al campo de golf. Ya casi llegando recibí una push notification de mi app del 3/24: “Tremendo tsunami arrasa España”.

Raudo abrí la app, que ofrecía los siguientes detalles “Tremendo tsunami ingresando por la costa Atlántica, zona de Huelva, asola toda la España sur y centro hasta morir mansamente a las puertas de Galícia, Rioja, y valle del Ebro. No se esperan supervivientes”.

“Dios ahoga pero no aprieta” pensé. Me calcé el guante y me saqué de la chistera un drive de 279 metros a tocar de green. Terminé la vuelta con 69 golpes, 3 bajo par.

Llegué a casa e hice la siesta, merecidísima.

Me levanté sobresaltado: eran las nueve menos cuarto y la final de Champions empezaba ya. Ya sé que era la sexta consecutiva, todas ganadas, pero este año parecía que el Osasuna nos podía dar guerra.

Aguantaron hasta el minuto 25; con el segundo gol de Messi (el hijo del otrora astro argentino) se vieneron abajo para un 8-1 final.

 Abrí una Voll-Damm para celebrarlo, me puse un episodio de "Billions", y me dormí en el sofá de vellut cómo un bebé.

La verdadera historia de la rivalidad Barça-Madrid

Seré conciso. H ay cientos de libros que cuentan esto en 400 páginas. Yo lo he hecho en dos, o sea que las gracias me tendríais que dar, ing...