jueves, 23 de mayo de 2019

LE TRISTEUR a Luc Boisson film


(La continuaçon de le best-sellég ‘Les ponts del comptat d’Alopëce-Sotèlle’)

[Plano en blanco y nigger]
Me levanto despeinado, desafeitado, lloroso, resacado. Las cortinas de la ventana de mi buhardilla en Marsella revolotean al viento matinal.

[Se abre el plano y se ve una botella de Absenta vacía y el libro entreabierto al lado, con una dedicatoria que no acertamos a leer]
Me dejo caer de nuevo, boca abajo, sobre la cama, mientras una lágrima recorre mi mejilla.
[Zoom in a lágrima, desenfoque, cambio de plano ya a color]

Una mujer transita por las pobladas calles de Tokio rodeada de gente.
Pasa delante de una librería y se para súbitamente.
[Se hace aquí el típico plano con zoom del ojo lloroso tan manido, estéril e innecesario]
La chica ve el libro, “El Perfume” de Patrick Süskind (o parecido, ni lo he mirado)
Suspira, se pone el pelo detrás de la oreja, fade to black.

[Regresamos al blanco y negro, y el espectador ya tiembla ante la perspectiva de la turra que le va a calzar ahora el director con el imbécil del apartamento de los cojones]
Así es. Se ducha el tío (ahora que lo pienso ese tío soy yo, ¿no?), o sea, me ducho, y lloro.
Salgo, me seco, abro la tapa del libro y leo la dedicatoria:
Lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. NEVER NEVER NEVER

Han pasado ya 20 años y el tío no logra sobreponerse. [Cómo no soy Director de cine y no sabría cómo especificar esto, supongo que tiraría de subtítulo y a tomar por culo, porqué el espectador no va a aguantar una chapa de 20 minutos explicando el mísero transitar del tío estos años, más aún en blanco y negro]

Volvemos a Tokio dónde ella está casada con un expatriado alemán de Daimler-Benz cargao de pasta, con un reloj caro, pero muy aburrido.
Ella aun está movida por la visión del libro y el recuerdo de Philippe, el de la foto.

Puede sonar muy triste o no, ahí no entro; lo que sí sé es que ningún espectador va a tolerar ni un minuto más de esta basura y abandonarán la sala progresivamente confirme vaya avanzando esta mierda de peli, por lo cual lo dejaríamos aquí salvo que llegue a los 50 RTs o 25 comentarios.
Odio el cine francés, en mala hora me ha dado por aquí. Y Luc Besson es pésimo.

A la mierda.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Los puentes de Calvo-Sotelo County...


Eran las 5 y pico de la madrugada, y llegábamos completamente tajados a mi casa servidor y un compi que a menudo se estrellaba en mi casa de jóvenes.
Estábamos por ahí en mi habitación intentándonos sacar los calcetines con un castañazo de pronóstico reservado cuando suena mi móvil.
Voz femenina:
-¿Además tienes los cojones coger el teléfono?¿Será posible? -me chilla la chavala.
-¿Y tú quien eres? -espeté con carácter inquisitivo/asombrado
-¿Serás capullo?, soy la dueña del móvil que has robado!!

Entre la taja y el agotamiento me quedé sin habla. Ella siguió defecando sobre el santoral y mis muelas, a partes alícuotas.
Tras un poco de tira y afloja, con mi amigo descojonado -pues los gritos se oían incluso sin altavoz- logramos atar cabos de la siguiente lid:

-¿Y cómo sabes que te lo he robado yo? -pregunté
-Pues porqué estoy llamando a mi número y los has cogido tú, cabrón!
-¿Y cuál es tu número?
-Este
-¿Cuál?
-El del teléfono que tienes en la mano, sucnormal.

Ella andaba, no se podía saber a esas horas, similarmente doblada a copas y trazaba líneas lógicas aparentemente razonables pero con fisuras destacables.

-A ver, ¿díme tu número?

Primero no se acordaba pero al final se acordó o se lo sonsacó a sí misma.
-696 55 36 50
-¿Y sabes a qué número has llamado?
-A este, hijo de puta
-No señora; al 696 55 36 55

Estupor, incredulidad, tal.
Trabamos una deslavazada conversación, a los pies de la cual creímos inferir que perdió el móvil (según ella se lo robaron pero yo creo que no) y que luego, a lo largo de sus torpes pesquisas, se tropezó conmigo.
Me ofreció sus disculpas, adéu adéu, bona nit, tal.

Al día siguiente, a eso de las 4 o las 5 de la tarde, me volvió a llamar, sobria esta vez.
Empezamos a charlar tal y cual, al parecer trabajaba justo al lado mío -en Plaza Calvo Sotelo, y así empezamos a llamarnos a lo tonto.

Al cabo de unas semanas creo que empezamos a enamorarnos o nos enamoró el jueguecito este, no nos habíamos visto nunca ni existían Facebooks ni pichas, y quedamos que ella dejaría un sobre con una foto suya a la recepcionista del edificio, que yo recogería y dejaría una mía ahí. Fotos de foto, de papel.

Por la noche nos llamamos. Recuerdo su foto y la que yo le dejé, a la puerta del Casino de Monte-Carlo con cuatro trolls más.

Cómo ella tenía novio y yo no (y tampoco novia), ella se mostró reticente a conocernos. However empezamos a intercambiar cosas a través de la recepcionista, que seguía nuestro adorable juego con gran atención.

Y por avatares me fui a EEUU a vivir. El Viernes antes (mi último día de trabajo en la auditora en Calvo-Sotelo) me dijo que pasara a recoger algo a recepción y era un libro, que venía con una dedicatoria, en plan ‘estoy enamorada’ o algo así que me puso bien lloroso.

Me fui a EEUU, yo no tenía ni email, nunca más nos vimos ni supimos del otro, y ahí queda.

Me parece una historia bonita, ¿no?

La verdadera historia de la rivalidad Barça-Madrid

Seré conciso. H ay cientos de libros que cuentan esto en 400 páginas. Yo lo he hecho en dos, o sea que las gracias me tendríais que dar, ing...