Llevo
meses esperando el momento de hacer este post, un ejemplo de superación
personal y navegación con viento de cara, mala mar, y remos del LIDL.
Lo
que ven aquí es un gráfico de mi peso desde mediados de Enero, día en que
accidentalmente me pisé la papada y decidí empitonar el gran desafío de la
pérdida de peso, hasta hoy.
Siendo como soy un ser carente de capacidad de sacrificio, cualquier empresa que ataque tiene que ser viable por la vía del micro-esfuerzo y el pasito-a-pasito. Si tengo que dejar de comer lo que me gusta o matarme a quemar, duro 3 o 4 días, no más, luego esta operación requería (y requiere) mucho tino y tacto, trabajo de orfebrería, y limitada tenacidad.
Muchas
cosas han pasado durante ese vector temporal, y mis sacrificios han sido tan
titánicos cómo inexistentes cómo intermitentes. Aun así, unos temillas a
considerar:
1-Si
esto no es una variabilidad de peso que ni un camello en Algeciras, que baje Sir
Arthur Conan Average y me atice con una media móvil centrada de roble. Unos
vaivenes de peso de un día para el otro sobrecogedores; cualquiera diría que me
peso con bolsas del Carrefour aleatoriamente rellenadas de enseres. Anómalo.
2-El
insondable valladar de los fines de semana: cómo vive Donald Polynomial que
cada fin de semana es un subidón que cuesta 5 días erosionar. He vivido un
bucle de subidas que offsetean bajadas y viceversa realmente esquizofrénico.
Sinceramente creo que la mitad de los findes como más pero la otra como lo
mismo o menos; el factor que me debe enfilar durante fines de semana y fiestas
de guardar tiene que ser el alcohol. Tengo costumbre de pimplar bastante y en
las sobremesas y envites, sea cual fuera su naturaleza, soy siempre la liebre
que va atizando al pelotón –y a sí mismo. Si pudiera cortar por ahí otro
velociraptor cantaría.
Tanto
sacrificio no ha sido en balde: un día en un solteros contra calvos (creo que
en Abril) metí un gol de volea precioso
que no hubiera podido realizar con mi antiguo sobrepeso, y el jueves pasado
metí 6 de los 13 goles del equipo. En tennis llevo tres victorias seguidas y en
hasta dos ocasiones realicé un servicio-volea llegando al cuadro de recepción
antes de que anocheciera.
Por
lo demás, estoy igual de focoso que antes pero más débil y blanquecino, más aun
con el ridículo hábito de correr (no tanto como debería) lo que contribuye, no
tanto a la pérdida de peso como al correcto ensamblaje de las articulaciones y
desacartonamiento muscular.
Hoy,
por primera vez en unos 10 años, soy ‘NORMAL’ de acuerdo con los estándares del
BMI (la formulilla de peso y altura). YA NO SOY UN HOMBRE OBESO, y doy gracias
a Dios por ello. El objetivo ahora es llegar al nivel ‘¿Tienes SIDA?’ para
luego rebotar 2 Kg hacia arriba y estabilizarme.
Este
post ya lo tenía preparado desde verano (vean en la gráfica la fecha en que
creí que iba a conseguirlo) y lo publico hoy, joder. Mañana pesaré 81.6 de
nuevo y toda esta historia de superación personal parecerá cómica. Esto no
tiene solución a no ser que aplique mayores dosis de sacrificio, cosa que ni
por asomo tengo previsto realizar.
Pero
hoy, al menos hoy, soy un tío normal.