Llevo
muchos años tolerando retrasos. Muchos. El retraso es para mí la más vil y egoísta
manera de manifestar la mala educación y el desprecio hacia los demás.
He
luchado contra ellos a carpa y espátula con resultados a-faustos; a la gente se
la pela todo.
Hará
cosa de un año y medio hallé la solución a los mismos, al menos en lo que a las
cenas de varios tíos en tal sitio a tal hora se refiere. Es muy simple, y os
adjunto modelo de la misiva el día antes o por la mañana de la jornada de
autos:
“Españoles
todos,
Se
queda a las 21:00.
Yo
llegaré puntual. Tan pronto entre me pediré una copa y algo de picar.
Conforme
vayáis llegando iréis pidiendo copas y picando.
Pasados
unos 15 minutos me pediré otra copa y quizá algo más para picar.
Y así
hasta que llegue el último, momento en el que pasaremos a sentarnos en la mesa
y examinar la carta.
Cómo
sabéis, se paga a pachas, o sea que cada copa y montadito que nos calcemos los
asistentes puntuales representa una pérdida neta en la P&L de los tardones.
De
vosotros depende pagar por lo comido o pagar por lo que comamos los puntuales.
21:00
kick off.
Saludos”
Huelga decir que a resultas de mi amenaza-recordatorio, la tasa de puntualidad ha subido del 8% al 92% en un abrir y cerrar de fosas nasales.