En esta vida hay que saber ver cuando las
cosas se mueven y cuando no. En mi caso, prefiero que no se muevan. Soy
rutinario y holgazán como un perro, y prefiero la ausencia de noticias que la mezcla
(aunque sea pareja) de buenas y malas noticias.
Normalmente no, pero hay momentos en que todo
amaga con tambalearse, si bien normalmente todo termina bien.
Es importante en cualquier caso estar atentos
a los indicadores para extremar precauciones.
Hay un test que no falla: el del ‘Post-Mortem
Diario’.
Muy simple: a las doce de la noche cuando nos
acostamos, preguntémonos: “De haber sabido a las 7 A.M. que el día iría así, me
habría levantado de la cama?”
Normalmente la respuesta es “Por supuesto”,
habida cuenta de que no ha pasado nada malo y es un día más en que hemos
trabajado, cobraremos, comimos y tal. Bien.
Pero a veces la respuesta es “Ni en coña”.
Yo llevo, del Sábado a esta parte, 4 de 5 “Ni-en-coñas”,
lo que me lleva a pensar que habrá que andarse con ojo.
Mi vida ha fallado la cláusula Van Halen (o M&M), y hay que andarse con EXTREMO ojito.
Amén de interpretar estas señales que aparecen
cual setas o querellas, hay que estar también atentos a los jaleos predecibles.
Cambios de trabajo, mujer, móvil, batería del
coche,…
Es bueno pensar siempre en mi archiconocida
(*) ‘Teoría de la caída y auge del jamón de Bellota’ ™, por la cual cuando
adquirimos un jamón hay dos momentos de máxima peligrosidad:
1-El estreno, cuando llevamos 10 minutos estacando
el animal a la base jamonera y atornillando. Es entonces cuando cual virginal zorrita,
el aceitoso ente nos desafía a meter los primeros cuchillazos. Venimos con los
cojones hinchadísimos de tanta preparación y olor a gloria, y con el empuje es
bastante probable que nos amputemos un dedo. CAUTELA.
2-El fin de los días, cuando ya no queda
carnaza, y empezamos a girar, re-girar, pivotar y rotar la pata intentando robarle
unas engrunas que el porcino enemigo se resiste a soltar. En ese baile de
posiciones anómalas y descompensadas, a mano cambiada y casi a ciegas, suelen
acaecer los más aciagos y sangrientos incidentes.
Así pues, ojito con todo.
Que Van Halen y el jamón sean vuestros
aliados.
(*) Recién inventada, o sea que falto a la
verdad