Nada como el aparato eléctrico que
deja de funcionar sin motivo aparente y las acciones subsiguientes pone de
manifiesto de manera más clara el Principio de las prioridades cambiantes de
Westham-Swansea.
Este principio enuncia que una rápida
sucesión en el cambio de prioridades puede convertir un fracaso sonoro en un
atronador exitazo.
Lo parabolizo así:
La tostadora ha dejado de funcionar
-Sin
motivo aparente
-Sin
preaviso o fallos parciales
-En
impeorable momento
Surge entonces la PRIORIDAD 1: Que funcione de nuevo. Casi ná.
A tal fin, y cómo mandarla a reparar
es ineconómico y esperar a que ‘se recupere’ es implausible, procedemos a
agarrar el destornillador y meterle mano a fondo (con suerte, que no siempre, tras
haberla desenchufado).
Para alcanzar la PRIO1 debemos primero
quitar la carcasa, que por arte de magia
salta a PRIO1: lo
importante ya no es que funciones sino sacar la santa carcasa, que a pesar de
haber quitado los cuatro tornillos, permanece perennemente adosada a la
maquinaria.
Tras virulentos sopapos salta, y vemos
que hay como un reguitzel de placas de plástico que impiden acceso al problema
(el problema, en nuestra mente, SIEMPRE ES UN CABLE VISIBLEMENTE SUELTO, cuya
resolución es tan simple como ADOSARLO DE NUEVO AL POLO Y ENROSCAR fuertemente);
la PRIO1 es ahora eliminar esas barreras
de entrada.
Violentamente y sin fijarnos en qué
coño hacemos, las arrancamos, con lo que accedemos finalmente a las entrañas de
la bestia. La PRIO1, el cable suelto, se desnuda ante
nuestros ojos peroOH WAIT! No hay ningún cable suelto, de hecho no hay ni cables. Es
un circuito integrado con varios condensadores. Nada requemado, o sea que no
podemos hacer nada.
La PRIO1 cambia ahora a rezar para que con
todo el golpeteo y ajetreo vuelva a funcionar tras cerrarla, para lo cual necesitamos cerrarla.
Cagada. Con el arrojo buscando el PCSI
(el puto cable siempre inexistente) nos hemos deshecho de todas las carcasitas
y mierdecillas derivadas de las enfermas mentes chinas y ahora al reponerlas
burdamente el trasto no cierra. La PRIO1
orbita ahora alrededor de cerrar el santo trasto COMO SEA.
Entramos ahora en la gloriosa fase en
que el analfabeto electricista dominguero atribuye discrecionalmente, basado en
forma, color y peso, QUÉ ELEMENTOS SON PRESCINDIBLES.
Así tal cual, cómo si los ingenieros
que la diseñaron hubieran incluido por error 3 piezas que sólo añaden coste sin
beneficio alguno. Brillante.
Aun así, cómo PRIO1 era cerrar el
trasto, lo cerramos.
Y cómo es natural no funciona ni por
asomo, tras lo cual y en hábil croqueta (1) del subconsciente, la PRIO1 pivota rapidísimamente a efectuar fulminante e irrevocable Dictámen
Pericial que inequívocamente concluirá que el
asunto era irresoluble y finalmente virará la
PRIORIDAD1 a echarlo a la basura y olvidarse para siempre de su existencia.
Hasta 8 veces ha cambiado la PRIORIDAD
1 en espacio de 7 minutos, lo que habla en grandes términos de la capacidad de
adaptación al entorno de la mente humana.
Regresaremos pues al sofá cómo ya lo hicieran Herman Swansea y David Westham en los albores del siglo XIX con un
problema menos y a otra cosa butterfly, que hoy hay Champions.
(1) En su
acepción futbolística, el quiebro a dos piernas.