Me presento hoy Miércoles de ceniza a
ustedes con lo que quizá sea unos de los 7 posts más ambiciosos de mi larga
trayectoria, y sin lugar a dudas lo más interesante que vayan a leer hoy –salvo
un potencial cese del Tata Martínez.
Hoy analizaré la inteligencia
emocional y la capacidad DE ENTENDER LA VIDA de hombres y mujeres de manera
agregada. A algunos de ustedes no les cuadrará, incluso tendrán la imprudencia
de contradecirme, pero de agregada lid porqué GENERALIZAR NO SÓLO ES BUENO sino
también NECESARIO, sabrán entender que tengo razón.
El estudio se basa en la observación a
lo largo de 35 años de niños, niñas, mujeres y hombres de todas las edades y extracciones
sociales no chúsmicas. El margen de error, como es habitual en todas mis
investigaciones, es del cero %.
La línea violeta es la capacidad
mediana corregida y esmuceada de las mujeres de entenderlo TODO, y cuando digo
todo me refiero a TODO, a la vida en general.
La línea roja lo mismo para los machos.
Creo que el resultado se explica por
si sólo:
Las niñas son nítida e insultantemente
más inteligentes EN TODO que los niños, llegando a estar los niños machos mucho
más cerca del perro que de la niña durante su infancia a nivel cognitivo.
El gap se acentúa a lo largo de la
adolescencia y primera juventud, dónde las dotes manipulativas, ajedrézicas,
conspirativas y finalizantes de las hembras brillan con luz propia comparadas
con el mongolismo playstacional, pajero, y alcoholo-fumoide de los mansos. Si
quisieran nos tendrían esclavizados cómo monos haciendo cestos en un sótano.
A partir de los 25 empero el gap se
empieza a cerrar (ver barras grises); ellas están descorazonadas al confirmar
que ‘todos los tíos son iguales’ –extremo por lo demás cierto- les entra el no-sé-qué ese de encontrar marido y/o
tener hijos, les entran las prisas, no saben si optar por la zorrez o seguir
con el novio de toda la vida, y en definitiva se les nubla la vista.
El tío por lo contrario empieza a
estimar que esos RESACAZOS BÍBLICOS casi que empiezan a no compensar, ya se ha
metido por la tocha y fumado casi todo lo que pudo, habrá pinchado lo suyo, se
empieza a dar cuenta de que todas las mujeres son diferentes, que estamos en
una industria [WHERE (ACCEPTABLE=EXCELLENT)] y que ya toca ir saliendo de casa
y encontrando a alguien que supla a la mami en los quehaceres domésticos que
además nos podamos follar.
Es pues a eso de los 30 cuando la
supremacía perceptiva y operacional de los machos haces palidecer a la
femenina, y cuando guiados por unos buenos cocos y un carácter tolerable
apretamos el gatillo del matrimonio o lo que sea.
En ese periodo 30-40 las mujeres que
tienen suerte tiran bien, y las que no MAL. Ya he hablado reiteradamente del
luzdegasismo y no ahondaré hoy, pero generalmente las mujeres tienden a
espiralear downward emotivamente (y ni hablo de la crisis de los 40) mientras
los hombres adquirimos una pre-claridad cósmica.
Es a eso de los 40 cuando para los
hombres empiezan a florecer los hobbies (mayoritariamente por un síndrome de
Peter Pang irrefrenable) y empiezan a retomar timbas de póker, meterse 80 Km en
bicicleta, el pádel, el golf, ir de putas, tal.
Las mujeres se dan cuenta, ya cruzado
el Colombia (que también es cruzado por el ecuador) de la vida, que no tienen
hobbies, que no tienen amigas, que el marido es un palurdo, que los niños se
van de casa, y dale con la crisis.
Y nosotros tan contentos, tan
pragmáticos, tan preclaros, y tan panchos hasta que palmamos, sin darnos cuenta de que nos vamos mongolizando rápidamente, que nos volvemos cascarrabias, obsesivos e insoportables mientras ellas, en el otoño ya, retoman la sabieza que ya para siempre las acompañará.
Creo que el post no presenta fisuras.
Cordial saludo.