...a pesar de que, cómo natural, siempre
se sea razonablemente injusto cuando se dan brochazos del calibre de los que
verán abajo.
El unionismo está conformado por, en esencia, tres tipos de personas:
1-Los hijos y nietos de los que entraron con Franco: ministretes,
politicuchos, delegado de tal, empresario de cual. La administración de la
ocupación, gente que ostentaron cargos de poder en la ejecución de la opresión,
mandos militares y políticos analfabetos pero fieles a Paco, a los que
rápidamente se unieron…
2- Los hijos y nietos de los botiflers, el pequeño y mediano
empresario catalanet (no los había grandes) que por miedo, pragmatismo, egoísmo
o cobardía rápidamente se alinearon con el régimen para asegurar un status y
salvaguardar lo suyo, gesto que respeto. A esto se unieron gentucilla
post-Franco que engranaron con el sistema actual y por puro egoísmo quieren que
nada cambie.
3- Los hijos y nietos de emigrantes de sur. Gente mayoritariamente
sin recursos ni educación y con un
panorama general muy malo, que se liaron el petate y vinieron aquí.
En porcentaje sobre la masa unionista, hablaríamos de un 3%, 12% y 85%
del grueso de la población.
El independentismo ofrece dos tipologías:
a-El indepe vocacional, muy buen conocedor de la historia y con
fuerte raíz indepe familiar que se remonta a hace dos siglos
b-El
resto de la gente.
No hay más tipos, no le den más vueltas.
En porcentaje sobre la masa indepe, hablaríamos de un 7% y 93%
respectivamente.
Franco fue hábil no sólo intentando disolver a una raza con otra basado
en la “fuerza en números”, principio bastante sabio, sino que -no nos
engañemos-, lo que ‘trajo’ tenía un
perfil que doblemente satisfacía sus necesidades: gente con muy poca cultura
pero fuertemente arraigada a la suya, y por lo cual con cero interés en
amoldarse, integrarse, disfrutar y aprender de otras civilizaciones. Gente con
una perenne melancolía por su tierra que se supo hacer virar hacia el odio y el
rechazo al ‘adoptador’.
Lo milagroso es que esa sociedad enormemente fracturada racial, cultural
y afectivamente coexistiera en perfecta harmonía 60 años (1950-2010). Sin duda
la brutal represión de Paquito el fusilador les ayudo a ‘hacerse suya’ esa
tierra, pero con la muerte del dictador tras la tremendas revueltas de Madrid de
Noviembre del ’75 (HAH; that was fun!)
la estabilidad permaneció. El desafío de la democracia con Luisito Suárez
primero y Felipe GALzález luego dieron un horizonte al que mirar, y lentamente
esa segregación empezó a formar parte del paisaje catalán.
Nos acostumbramos a los barrios y los yates y los enclaves de los del
Tipo 1, fundidos ya con los del Tipo 2, y normalizamos en chandalismo, el
taxismo, y el charneguismo cómo una realidad contra la que poco podíamos o
queríamos hacer. Nos acostumbramos a las malas caras de los camareros, los
exabruptos de los taxistas, a fontaneros fumando llegando 2 horas tarde, a la
mala calidad industrial, y en general a coexistir con una cultura baja, mucho más
baja que la que hay en otros lugares de la península -pues mucho de lo que vino
era lo puto peor, y discúlpenme por no andarme con rodeos.
El ruidito indepe nos abrió los ojos a los del tipo b; nos dimos cuenta de todo lo
que acabo de escribir, ebullió ese resquemor, y nos dimos cuenta de que este
pequeño país podía ser mucho mejor.
Sin ellos o cambiándoles, claro. Pensamos que podíamos cambiarles pero
lo que vimos fue un jabalí aterrorizado redoblando esfuerzos en una encabritada
furibunda, que no fue más que la confirmación de la auténtica cara de los
nietos de los que entraron con Franco y el chandalismo más bajo, lo que
retroalimentó nuestro ancestral sentimiento de raza, extremo en el que andamos
hoy.
Para bien o para mal hemos empezado a odiarnos los unos a los otros; yo
sé por qué odio al facherío, y prepondera más el rechazo a su comportamiento y
valores tras 1 de Octubre que su raíz genética y cultural -que deploro también
en gran medida.
Y sé entender por qué nos odian: porqué esto es tierra conquistada y
quien cojones nos hemos creído que somos los putos catalanes que hablamos como
perros y Chordi Puyol con el 3% y puto Puydemong peinado cómo un teleñeco.
Ya he dicho lo que quería decir. Será tosco, en ocasiones ciertamente
desafortunado y brochagórdico, pero es todo absolutamente cierto por doloroso
que resulte.