Man of science, man of faith

Para el desequilibrado mental como un servidor, cada pequeña cosa en la vida es una buena ocasión para hacer el mongolo. Mi cerebro siempre dirige mi atención hacia auténticas burradas no en vano, pues mayormente me motiva el conocimiento supremo a través de la futilidad del empiricismo primático. De primate, no de prisma.

En el trabajo hicimos una macro-porra para el mundial, casi 40 pavas y pavos –estará contento con esto de ‘pavas’ el retrasado mental de Sauron- con un bote total que rozaría los €200. Había que apostar a todos los partidos, resultado incluido (Excel sofisticadísimo descargado de algún antro de pajoleros de internet).
Automáticamente vi ante mi –de nuevo-, la posibilidad de demostrar que un mono haría las cosas tan bien como un humano (recuerden el post del mono ese que sacó mejores números que el 92% -creo- de los brokers en un estudio de inversión).

Presto rellené todos mis resultados al azar (me abstuve de usar el comando RAND o RANDBETWEEN pues se auto-genera cada vez que se abre el documento) así a golpes de dedo como un bebé. En aras de la obtención de un resultado más realista, tecleé al azar los números 0, 1, 2 y 3 solamente, los de debajo de todo del pad, ya que más goles casi que no.
Así entregué mis apuestas a la par que convencía a otro participante de ir a Bwin o una de estas, mirar cual era el resultado que menos pagaba –luego el más probable, y que esta fuera su apuesta. Aceptó.

Pulutant tenemos…déjamelo mirar…a ver aquí…ahora: 37 participantes, de los cuales uno representa el empiricismo máximo apostando a lo que han apostado de forma agregada miles de tios, otro –que soy yo- apostando al azar como un mono, y 35 participantes que, poco o mucho, han puesto lo que les ha salido del alma.
Mi posición tras la jornada de ayer es ni más ni menos que 37, uséase, último.
El tio que sacó las apuestas de Bwin va el 10.
Seguiré repoltando pues creo que se trata de un experimento interesante.