Como hace años
que anticipo (desde 2006 en este blog pero desde 2003 -momento en el que dos expertos me explicaron bien el tema- en
sobremesas) el mundo tal y cómo lo conocemos tiende irremediablemente a su
derrumbe. Sostengo que la responsabilidad del fin de los tiempos recae en el sistema bancario (cómo sistema, no cómo suma de bancos en sí), y no por lo de ahora sino por su operativa fundacional en definitiva esponsorizada y protegida por los políticos durante un siglo -ver el blog del
link anterior desde el principio.
Lo de ahora viene
de lo otro, cierto, los bancos han actuado irresponsablemente, cierto
también, y han demostrado estándares morales ignominiosos, veraz es, pero no olvidemos que importante cuota de la culpa corresponde a aquellos que pidieron
dinero que no devolvieron; las cosas claritas.
Lo de las sub-primes fue otro clavo en el ataúd y resulta obsceno no ver a tres mil tios en chirona, pero bueno, hace ya muchos años que los
bancos actúan de manera irregular y todo ello ha sido permitido por los
legisladores y los gobiernos -que de hecho no han sido más que sus títeres.
A raíz de lo cual
(va por tí, posi) ya desde 2008 advertí a quienes tienen un poco de pasta -como por ejemplo mi
padre- que la movieran. En dos pasos:
1-Liquidar todo lo que estuviera en fondos y
planes (fueran esos fondos agresivos o no) y traerlo
a cuenta corriente (semi-líquida).
2-Fundirse la
pasta. Tocho es bueno, rehabilitación es bueno, coches es bueno, fundírsela es
bueno... Mujeres, sellos, palos de golf, da igual. La idea es no dejar los
ahorros de una vida como bits en un mainframe, que eso es muy volátil.
Convertir pasta virtual en algo tangible es la idea subyacente.
Vaya cómo vaya la cosa (puede petar todo en 6 semanas o 15 años) les aseguro que el anterior es un buen consejo. Y si no peta nada, al menos ya habrán disfrutado de la pasta que con tanto esfuerzo ahorraron. Es un consejo win-win, cero riesgo.
Hasta aquí lo importante. Lo que viene en adelante es anecdótico y no necesariamente relacionado con lo anterior.
Cómo vendo
consejos a quien me paga el sueldo e intento ser consecuente con los mismos, me
dispuse a hacer lo mismo. Habida cuenta de que no tenía nada que hacer en el paso 1,
pasé directamente al 2. Pulután, tenía que ver cómo pulírmelos, tasca en la que
mi Santa Señora me asesoró hábilmente e iniciamos unas obras en casa
encaminadas a pulírnoslo todo. Luego se nos fue la mano pero eso da igual.
Obras, huelga decirlo, presididas por el intercambio pecuniario opaco a.k.a
pagando en negro whenever possible.
Y en esas que me
planto en La Caixa un Lunes y digo:
-Hola, reintegro.
-Sisañó, lo puede
hacer en el cajero.
-Esto no. €X,000.
-¿!? No los
tenemos ahora, nos tiene que avisar.
-No entiendo: –espeto
gallardo- os dejé mi dinero y ahora lo necesito. Dámelo.
-Ya, Sañó, pero
es que aquí trabajamos con unos niveles de tesorería blah-blah-blah.
-Entiendo la
situación –dije con comprensión. Se trabaja con medias y expectativas de cash-flow
y entiendo que si te viene un tío con un request anómalo te rompe el planning. Tiene
sentido. -¿Cuándo va bien que regrese? ¿Mañana?
-Hombre, es que
para estas cosas nos tiene que avisar.
-Avisado quedas,
mañana.
Vine y se la cogí.
El Lunes
siguiente llamo: “Que mañana vengo a por otros €X,000”
Entonces, habida
cuenta de que la protocolaria medida del aviso estaba siendo debidamente
cumplimentada, la excusa fue otra: “...que somos una oficina pequeña y que la
fregoneta con la molla sólo viene una vez a la semana y que estamos a final de
ciclo y tal”.
-OK. ¿Cuando
viene la furgo?
El tío que
pregunta y re-pregunta a la Directora, “el Miércoles”.
-El Jueves a primera
hora estaré aquí.
Vine, cogí la
pasta, y le dije: "ojo, que el Lunes necesitaré otros €X,000".
Llegó el Lunes,
llegué yo a la oficina y se la pedí.
El tío ya blanco
se negó, que si ya “había hecho muchos reintegros”.
-Y los que hagan
falta. La pasta.
El tío que llama
a la directora que sale a verme y me cuenta que “si esto es un pueblo de playa
y que el Domingo todo el mundo saca pasta y nos han dejado los cajeros secos”,
a lo que recomiendo que ajusten su planning de cash-flow a la temporada de
playa, cómo de un dirigente diligente se esperaría. Otrosí, la pasta.
Que estoy seca,
Papito, y que regrese el Jueves me dice.
-Ah, lo de la
furgona con la molla.
-Sí, eso mismo –me
dice pobrecilla.
Vine y se la
cogí. Salió la directora alertada nuevamente por mi oscura presencia y por el
temor a que les volviera a pedir más pasta.
-¿Puedo preguntar
por estos movimientos de ‘efectivo’? (les gusta llamar ‘efectivo’ al cash al
parecer)
-Ni puede ni debe
–respondí- pero se lo diré por satisfacer mi más vil retintín. Me la llevo
porqué estoy convencido de que vosotros y todos los bancos y cajas os vais a ir a tomar viento a
la mayor brevedad.
-Eso son cosas
que se dicen en la prensa pero le aseguro que patatín-patatán.
-Estimada Mercè:
tengo los cojones negros del humo de mil batallas y los tobillos como robles de
cagar a pulso en bares de carretera. Conozco perfectamente a qué nos estamos
enfrentando y si tú tuvieras los conocimientos que tengo yo ya estarías
dropando currículums en el Pryca. Esto no lo salva ni Mickelson con un 64
grados (esta alegoría es mentira, me la acabo de inventar; me ha parecido
razonablemente ingeniosa a ojos del conoisseur).
-Bueno Sr.
Fórceps si no tal no cual (no escuché del todo).
-Hasta la siega
del pepino y mucha suerte! –les espeté, desconocedor de que a las pocas semanas
necesitaría un préstamo que a día de hoy sigo negociando, obviamente, con el
director de otra oficina.
THE END