El 1 de Octubre de 2017 me afectó a nivel
personal, y desde entonces no he vuelto a ser el mismo.
No diré que no puedo hacer vida normal,
ni que estoy deprimido, ni ansioso, ni nada de eso, pero a partir de ese día mi
vida cambió.
Para mal.
Quieras que no, yo en el mundial 82
quería que ganara España, y en el 86, ya menos en Italia 90, hasta que me
importó un cojón en el 98. Pero tampoco les odiaba.
Recibía cómo buena noticia cuando bajaba
el paro, cuando fue admitida en la CEE, y cuando parecía que esto podía ser un
lugar normal.
Yo, aun sin simpatizar demasiado con
ella, no odiaba a España.
Y a pesar del atropello del Estatut y
todo el jabalismo micropénico demostrado desde 2010, más que odio lo que sentía
era desdén y resignación con un país muy retrasado a todos los niveles pero que
parecía querer intentar ser decente.
Pero ese 1 de Octubre de 2017 lo cambió
todo.
Yo pensaba que mi padre era cortito por
venir de dónde venía, pobre hombre. Venido del terruño, trabajó cómo estibador
hasta el accidente en 1984. Hasta entonces no había sido un buen padre, mucho
menos un buen marido, pero el tío hacía lo que podía y a pesar de su porfía con
el alcohol, yo quería pensar que tenía buen corazón. Por eso tras el accidente
y con 16 años me puse a trabajar y a darle todo el salario. Seguía chillando a
mamá pero yo pensaba que era por su frustración, por sentirse inútil, y por no
haber tenido nunca una educación.
El 1 de Octubre fue el día en que mi
padre me cruzó la cara a hostias llegando borracho del bar y casi mata a mi
madre a palos. A mi hermano lo tuvimos en Bellvitge dos semanas ingresado.
Ese fue el día en que entendí que siempre
estuve equivocado, y que mi padre siempre había sido y siempre sería lo que era. Un cerdo.
El 1 de Octubre abrió mis ojos, y lo que
vi me dolió mucho.
Ya nunca volveré a abrazar a mi padre, le
deseo lo peor, y si Dios me da ocasión de segar su vida, ni por un momento dudaré
que eso es lo debido.
Y si no puedo yo, mi deber es que mis
hijos busquen la ocasión de hacerlo.
Ahora sí les odio. No me gusta, me duele,
pero es así y es lo justo y debido.
2 comentarios:
Ei pavu!
Totally Agree. Habría que hacer de Santiago de Compostela la nueva Hiroshima.
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