martes, 30 de abril de 2019

Hoy cierro trimestre fiscal en mi empresa


Hoy cierro trimestre fiscal en mi empresa. Estoy en el departamento de finanzas de una multinacional, que a mi modo de ver, es dónde van a parar aquellos que han estudiado administración pero que no tienen ni la iniciativa ni la inteligencia para emprender, ni la capacidad ni la competencia cómo para hacer algo valioso aún en un pequeño departamento útil de una empresa.

Somos las cebras heridas, los ciervos lactantes, los caballos cojos de aquellos que han estudiado económicas y empresariales.
Burócratas envueltos en una aceitosa capa de prostática administración y vómito por las paredes en una sitcom con actores de mielda previsible e hilarante.
El mugriento poso de un cárter lubricado por babas y heces.

Nuestro día a día transcurre esencialmente en uno de los dos bandos:
  1. LOS MACHACAS: Administración, contabilidad, contar cosas y meter números en una base de datos de colores deprimentes e interface contra-intuitivo.
  2. LOS FARSANTES: Prever números, ventas y costes (lo que llamamos forecasting o flash process), fallar con estrépito, cuantificar el zurullo, romper el zurullo en partes más pequeñas, agarrar cada una de esas partes y lanzarla contra alguien, lavarse las manos cómo Arquímedes, y esperar a que empiece el nuevo ciclo de forecast. Requiere hacer PowerPoints y llamar pan al diplodocus y vino al aceite Valvoline 20W50. Yo soy de esos.

El gran día de cada trimestre es hoy, si bien a veces empieza el día -2, y lo llamamos “El día del Cancerbero”.

Cada cual en nuestro “Teatro de los sueños” controla, con la mayor vileza, cuentas de costes y gastos. Cada uno las suyas. No hay solapamientos. Normalmente no alcanzamos objetivos en ninguna línea de negocio pero vamos a luchar por ellos hasta el final.
No a través de vender más -pues es imposible y nuestro producto es basura- pero sí a costa de ENCOLOMAR gastos a otros departamentos para alcanzar objetivos “en los despachos”.

Es ese día, hoy, el día en que en tu cuenta de gastos empiezan a aparecer partidas, vilmente originadas por el puerco de otro departamento, que o estás al loro o te vas a comer para cuando cerremos a la medianoche.
Es el día de los mecagoendioses, de la blasfemia, de la amenaza, y del email con subrayados, negritas, y mierdas en amarillo tal que asín.
A veces incluso con mayúsculas.

Cómo setas aparecen imputaciones de mil mierdas, que al hábil FINANCIERO repelerá cual TEFLÓN con la dureza y atención que la situación merece.
Simultáneamente, cómo haría Bobby Fisher, alternará la jabática defensa con el vil ataque, e intentará atribuir gastos injustificables a cualquier otro departamento a fin de alcanzar un objetivo tan Eldorádico cómo Atlántico.

Y con esta partida de tenis que haría defecar al propio Kafka, se van cerrando los meses con la ilusión de que un día, quizá no tan lejano, una gigantesca bola de fuego engulla la tierra y no quede ya ni un teclado sobre la faz de tan absurdo planeta.

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