miércoles, 31 de marzo de 2010

De Einstein a la cuneta: el efecto suelo finalmente bien explicado (y III)

Pero ¿cómo se aplica todo eso al automovilismo? Por fin les presentamos, el Efecto suelo, legendario entre los amantes de la F1, especialmente aquellos más añejos. Se denomina efecto suelo o ground effect al fenómeno aerodinámico que se da cuando un cuerpo, con una diferencia de presiones entre la zona que hay por encima de él y la que hay por debajo, está muy cerca de la superficie terrestre, lo que provoca unas alteraciones en el flujo de aire que pueden aprovecharse en diversos campos.

Espero que los lectores más avispados ya sepan por donde voy, que si no los últimos dos posts habrán sido en vano. Pues muy fácil: si tenemos un monoplaza recta abajo, este corta el aire y una parte pasa por encima del coche y la otra por debajo. El aire es idénticamente denso por encima y por debajo del casco, luego las presiones se compensan. Es una pena pues lo que nos interesaría es crear una zona de bajas presiones por debajo del coche (imaginen un vacío absoluto) para que el peso del aire por encima del casco aplastara el coche contra el suelo.

Esto, inicialmente improbable, se consigue gracias al cojonudo efecto Venturi, por el cual –y como demostramos ayer- si comprimimos el aire por debajo del coche de manera obscena y le damos rápida escapatoria podemos crear una zona de bajísima presión. Y para conseguir eso debemos crear un cuello de botella de tres pares de cojones.
Y así lo hizo LOTUS a finales de los 70s.

Otros intentaron lo mismo con un ventilador que succionaba el aire de debajo para crear la depresión como los cachondos de Brabham:

Obsérvese además que a mayor velocidad del auto, mayor compresión del aire y subsiguiente bajada de presión, por lo cual cuando más rápido se iba más se agarraba el trasto. Estos sistemas se prohibieron en 1983 pues en cuanto el coche derrapaba o se ladeaba en exceso –creando una admisión aerodinámica insuficiente para mantener la succión- o pegaba un pequeño bote, el aire se metía en el vacío y enviaba los coches, literalmente, a tomar por culo. Así lo podría confirmar Villeneuve padre si no se hubiera matado tras despegar al tocar levemente la rueda de un competidor:



O este joven que levantó el vuelo en Le Mans 99:



Miremos adelante.
La aplicación –legalidad- del efecto suelo en competición acarrea enormes ventajas, las más prominente de las cuales es la reducción en la dependencia de la aerodinámica clásica (alerones) para obtener grip. Su aplicación redundaría pues en alas más planas, mayor velocidad punta, y sobre todo, en la posibilidad de pegarse mucho más al coche que nos precede pues no dependeríamos tanto del aire que él corta para agarrarnos. Las desventajas, claro está, vienen en materia de seguridad, pero la verdad, creo yo que el público en general recibe con algarabía las leches, y como siempre digo, si es peligroso que cada cual apriete tanto como quiera a sabiendas del riesgo. Los esquiadores también se meten galletas y no les veo llevando una mochila de piedras, o sea que p’alante y que Darwin y Venturi repartan suerte.

martes, 30 de marzo de 2010

De Einstein a la cuneta: el efecto suelo finalmente bien explicado (II)

Imaginen una manguera: si dejamos abierto de bat a bat el broc, el agua nos cae en los pies. Pero si con los dedos oprimimos la salida, el agua sale mucho más lejos.
Es vital entender bien esta parte: la masa/energía (Relatividad de Einstein) del agua por el conducto se transforma (Termodinámica) en cinética (Bernoulli) y alcanza el final del estrechamiento a mayor velocidad. Daos cuenta pues de lo clave: que la energía del agua a través del cuello de botella no se transforma en energía de flujo (presión) sino en cinética (velocidad), lo que significa que a lo largo del estrechamiento la presión es menor. Ojito nens.

Basados en lo cualo llegamos finalmente al legendario Efecto Venturi, por el cual un fluido en movimiento dentro de un conducto cerrado disminuye su presión al aumentar la velocidad después de pasar por una zona de sección menor (demostrado ya, visca!).
Pero ojo: si en este punto del conducto se introduce el extremo de otro conducto, se produce una aspiración del fluido contenido en el primer conducto. O sea: que si el tubo se estrecha y luego se agranda otra vez, el flujo en general se verá acelerado pues al expandirse el conducto este efectuará un efecto de succión total. Vean el dibujo:


V2 mayor que V1, cabrones, tal cual. Fíjense que la parte de la derecha aspira la de la izquierda tras pasar por el estrechamiento, creando, a la larga, una aceleración del flujo de agua. Y es precisamente ese efecto de succión que descubrió Venturi a mediados del XVIII lo que origina esa aceleración y consiguiente depresión en el estrechamiento que Bernoulli vio y documentó pero no supo explicar en 1738.
Uséase: que al estrechar un canal, la presión decrece y la velocidad aumenta de una manera tipificada con precisión por fórmulas. Conforme vayamos estrechando el conducto el flujo acelerará con un límite igual a la velocidad del sonido, tras la cual se alcanzará el Estrangulamiento de flujo .

¿Se han preguntado alguna vez por qué aspiran las chimeneas? Ya lo saben. Y cuanto más estrecho sea el tiraje, más aspirarán -ojito que la velocidad también depende de la temperatura del fuego y de la humareda que eche, por lo cual no se pasen de listos cuando construyan chimeneas (¿?).
Así pues, hoy hemos aprendido que cuando de jóvenes cogíamos un tubaco flexible, lo metíamos en el depósito del coche de nuestro padre, xuclábamos y una vez brollaba la gasolina la vertíamos en una garrafa para meterla ulteriormente en el Seat 124 del colega, lo que estábamos haciendo era presenciar un brillante display de principios tale como Relatividad, termodinámica, Bernoulli y Venturi, ahí es nada.

lunes, 29 de marzo de 2010

De Einstein a la cuneta: el efecto suelo finalmente bien explicado (I)

El efecto suelo es recurrente tema de conversación con amigos, especialmente con dos, y siempre damos por hecho que es un efecto de succión por el cual el coche se pega al suelo y tal y cual. Tras 20 años de dar por buena la tesis, hará un par de semanas me encabroné con el tema, pues me inquieta dar por hechas cosas que no veo claras. Se me escapaba la comprensión del fenómeno y con la ayuda de un buen amigo –y ocasional comentarista-, decidí dedicar todos mis esfuerzos a comprender la base física y matemática sobre la cual se sustenta el anómalo fenómeno. Tras visitar numerosas páginas web donde se explicaba el fenómeno desde el desconocimiento y de manera fragmentada, tuve que encomendarme a la wiki y a un regreso a la física pura para lograr entenderlo.

La Teoría de la relatividad de Einstein demuestra que masa y energía son lo mismo, y que ninguna existe sin la otra. Basados en ello -y sin necesidad de entenderlo-, pasaríamos al Primer principio de la Termodinámica, por el cual “la cantidad total de energía en cualquier sistema aislado (sin interacción con ningún otro sistema) permanece invariable con el tiempo, aunque dicha energía puede transformarse en otra forma de energía”. Esto de puede visualizar de forma intuitiva en la ‘Cuna de Newton’:

Como el lector acertadamente concluirá, esto sólo es posible en ausencia TOTAL de rozamiento (en un vacío perfecto no se perdería energía por el clac-clac del repicar ya que en el vacío el sonido no viaja), pero no entremos en las Leyes del Movimiento perpetuo –interesantísimo por cierto- en aras de la claridaz.

Bien, asumo que de momento está todo claro, y que podemos pues dar el salto conceptual al Principio de Bernoulli, por el cual para un fluido ideal (sin viscosidad ni rozamiento) en régimen de circulación por un conducto cerrado, la energía permanece constante a lo largo de su recorrido. La fórmula, sin entrar en detalles, demuestra que hay una relación entre velocidad y presión, y que esta relación es inversa, pulutant un fluido viajando por un conducto ejerce menos presión sobre el mismo conforme más rápido avanza (ver el Principio de conservacíon de la masa derivado de Navier–Stokes):

Esto es interesante, porque el sentido común podría dictar diferentemente. Ante un estrechamiento del conducto, el fluido, lejos de presionar más las paredes del mismo (como parecería lógico pues debe siempre evacuar tanta agua como entra), lo que hace es moverse a través de él más rápido, redundando todo ello en menor presión ejercida durante el vector estrecho.

To be continued...

martes, 23 de marzo de 2010

Detalles

Una de las –muchas- áreas en las que excelo es en la atención al detalle. Mientras presento sonrojantes lagunas en lo importante, siempre tengo un instante para captar la cosita irrelevante –o no.
Por ejemplo, puedo detectar que un tío que sólo vi una vez –digamos que es un amigo de un amigo- no lleva el mismo reloj que la última vez que lo vi hace dos años, mientras que puede haber perdido un ojo y yo ni enterarme.
Asimismo, hay pequeñas cosas en las que me fijo mucho, como gente que entrega Excels sin dejar seleccionada la casilla A1 exclusivamente, o gente que re-envía cadenas de emails en el trabajo sin leérselo enterito. Cuántas perlas se han encontrado scrolling abajo, donde uno tacha de ‘retard’ a otro que tres semanas y 21 mensajes después es incluido en la cadena de emails.

Una de las áreas a las que más atención dedico es la de fijarme en los nombres de los destinatarios de los correos personales –los del Gmail o Hotmail-, pues normalmente la gente los re-envia (“Ocho cachorros van a morir de ébola -HAZ ALGO!!!”) a todo Dios en su libro de direcciones sin leerlos y ahí, si se fija uno bien, siempre hay perlitas. Sin tener Facebook ni nada así podría un tio atento haber traceado a más de una ex, la típica amiga de una amiga a quien le metimos el hocico hace 12 años.

También puede el hábil espectador labrarse una interesante apertura profesional. No sé quien de mis amigos (o conocidos) tiene a otro que trabaja en Google y siempre estoy tentado a mandarle un mensaje en plan ‘Niall me ha dicho que hable contigo porqué parece que hay algo por Google que me podría interesar’. Qué decir de los @gencat.cat o los @tv3-cat.
Además, en varia plataformas, cuando se re-envia algo también te llega el nombre del pavo según la agenda de direcciones del enviador, rollo:
"MARIA CHUMINOVSKA LOPEZ" mariacl69 @ hotmail.com, con lo cualo no alberga uno dudas sobre la identidad de la persona, dejando amplio espacio a la maquinación del enfermo mental como yo.

viernes, 19 de marzo de 2010

Para jetos...

…sin duda el del pavo en el Clio tiene que ser de lo mejor que se haya visto. Asumiría que lo sacaron del coche meado, cagado y lloroso. No hay para menos.
Y luego, ¿qué haces mientras vas autopista abajo a 120 kph con el coche perpendicular a la vía empujado por un tráiler?
Supongo que cagarte en el santoral entero, y luego encomendarte a él.

Y llamar, ¿no?
Pero claro: ¿a quién llamas, cómo le explicas la situación y cómo Dios esperas que te crea?

Sobre cómo coño la camionera –sí, es una mujer- no se entera de nada de lo que ocurre, ni me pronuncio.



jueves, 11 de marzo de 2010

Mitos del cine porno: Ana Tolikarpov (rip)

¿Qué podemos decir de Ana que no haya dicho ya el mundo al unísono?
Criada bajo el lúgubre manto de la URSS, bien pronto adquirió notables dotes en el intercambio de piezas, levantamiento de torres, y saltos de caballo heterodoxos. A la pronta edad de 23 años se debía de enfrentar a Bobby Fischer por la corona mundial, pero este careció de los cojon las agallas necesarias para vérselas con esa en la cama.

En un fan photo shoot en Hamburgo, año 1992

Campeona del mundo ya, su actuación en el torneo de Linares 1994, el más fuerte de la historia hasta ese momento, y donde se impuso con un margen de 2,5 puntos sobre los segundos (Kaspárov y Shírov), representó un broche de semen a su hasta el momento fulgurante carrera. Además, ganó incontables torneos y fue el líder indiscutida hasta la definitiva ascensión de Gari Kaspárov, con quien se enfrentaría durante más de una década en una rivalidad tan fuerte y apasionante como pocas en la historia del deporte.

Ganadora de tres Oscars (TM) por "Gambito de Dama" (1981), "El jaque del pastor" (1981), y "¿Cómo quedamos que se movía el caballo?" (1983, en un ajustado final contra 'El Imperio contraataca'), se estima que su producción tras ese momento fue en cierto modo menor. Alcanzó relativo éxito con "A ese Kasparov me lo zumbo boca abajov" (1986), "A ese Bobby Físhel me lo calzo en el Lidl" (1988), y "El ajedrez del puto Commodore me ha tumbado en un par de hore" (1989).

Tras un breve lapso cinematográfico, en el año 2008, hecha unos zorros y presentando una soberana sobredosis de jaco enfilaba la tercera jornada de rodaje de "Tengo los huevos como cabezas de bebé" cuando le cogió un telele y palmó en el set.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Algún dia haré un disbarato

Mi capacidad de asombro no tiene límites al parecer, y eso que me tengo por un tío frígido. Realmente lo del Desaconseller Sauron es la leche: empezó con la sequía que solucionó inventándose un acueducto. Cuando estaban a medio construirlo desde el Ródano llovió la de Cristo, lluvia que causo numerosos desastres a los que Interior no supo responder. Luego las ventoleras de Enero 09 que se cepillaron toda la santa infraestructura telefónica y eléctrica del país sin que nadie supiera qué hacer. Algo más tarde lo del famoso incendio en que Interior, al parecer, no habría obrado con toda la celeridad del mundo; y ahora lo de la nevada.

Conclusiones de cajón: el todopoderoso se la tiene jurada a Sauron. Me parece justo y procede. Dios magnánimo nos quiere en este bello ejercicio demostrar que no deberíamos poner a ineptos al frente de nada. El tándem Montilla-Sauron es posiblemente el más cómico que haya dado el mundo de la política: un taxista charnego y pusilánime delante y un calzonazos sobrepasado e incapaz detrás. The blind leading the blind.

Dicho esto, una consideración adicional: Parece claro que tanto nuestras torres de alta tensión como nuestras catenarias son defectuosas. O de menor calidad que las que hay en Astúrias, León, Madrid o Torrelodones. Me consta que en muchos puntos de España nieva bastante más que aquí y ni se caen torres de alto voltaje ni catenarias. Somos, aceptémoslo, ciudadanos de segunda. España, Catalunya, el mundo se nos mea en la cara y ya nos duele la mandíbula de tanto abrir la boca. Tanta medida imbécil a nivel catalán ha desembocado en un abandono de lo estructural para centrarse en lo superfluo, en los radares, las palmeras, el bienestar de las aves y las olimpiadas de invierno. O sea: que yo, personalmente, creo que tenemos más culpa nosotros que ellos de todo esto.

Y que no caiga en saco roto la gran lectura de esta nevada: lleven siempre un paquete de tabaco para emergencias en la guantera. Lo de enseñar a sus señoras esposas a arrancar sobre nevado lo dejo para la próxima nevada.

martes, 9 de marzo de 2010

Utilidades marginales

Bien, amigos.
A resultas de ciertos abucheos e improperios a mi referidos el pasado Viernes, les presento hoy en exclusiva como medir la eficiencia de nuestros esfuerzos y como saber cuánta energía aplicar a cada cosa.

El inteligente, para los tontos 'el vago', es un tío que siempre busca el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo. Está claro que dedicando 80 horas a hacer algo va a salir cojonudo, pero no nos pagan por eso ni invertimos nuestro tiempo libre de tan obsesiva lid. De la misma manera tampoco nos pagan por hacer mierdas, por muy rápido que las hagamos, ni queremos que en casa nos tengan que llamar la atención. El inepto, confundido por mis aseveraciones anteriores, no sabrá como obrar. Yo se lo cuento.
Vean el gráfico inferior:

En el eje horizontal el tiempo, en minutos. Siempre y cuando sea posible, intentaremos realizar toda tasca en un tiempo inferior a 10 minutos, pero da igual, que cada cual haga lo que le plazca. Y en el eje vertical, la calidad de la ‘obra’, ya sea fregar platos, hacer un photoshop, pintar una pared o plantar un geranio.

La línea azul es clara: calidad de la obra en términos objetivos. Si invertimos cero tiempo tenemos cero calidad, y si invertimos una barbaridad (10 minutos) quedará perfecto. Entremedias hay un sinfín de puntos intermedios pero date cuen de una cosa: la función presenta anti-exponencialidad –ya ni me acuerdo como se llamaba eso, tema derivadas y tal-, pulutant su pendiente tiende a cero. Eso es vital, pues nos dice que cada vez hay que meter más tiempo para lograr una mejora agregada proporcionalmente menor. Y menor, y menor, y menor. Ved por ejemplo que en 2 minutos hago un photoshop 80% cojonudo, y que si invierto 2 minutos más sólo lo mejoraré en un 15% adicional hasta un 95%. Luego tendré que meter aun 6 minutos más para que quede perfecto, para un mísero incremento del 5%.

¿Compensa al inteligente meter el doble de tiempo para mejorarlo en un 15%? Sin duda no. Interesa que quede bien e ir a otra cosa.
¿Cómo determinar cuándo hay que dropar el pincel? Generalmente, para mí hay dos variables:
1-Nuestro interés en la calidad de la obra.
2-Optimización de utilidades.
Desgraciadamente, como soy un patán y todo me está bien y me la envaina, he tenido que abandonar el primer criterio y centrarme en el segundo.
El segundo viene determinado por las barras rojas. Miren arriba, coño, está en la misma gráfica.

Las barras rojas representan la utilidad marginal, y se computan como la diferencia entre la calidad actual y la calidad anterior dividido por la calidad anterior. En el punto 3 minutos tengo calidad=92, menos calidad de 2 minutos=80, dividido por calidad anterior que es 80, nos da (92-80)/80=0.15 más o menos. Durante los primeros minutos siempre se adelanta mucho trabajo y se experiencia un éxtasis creativo de enorme volumen, y conforme pasa el tiempo poco se aporta a su mejora y se cae en la esterilidad. Esto es microeconomía básica, cabrones, lo doy por sabido.

En general, iba a decir, siempre me paro cuando la utilidad marginal baja por debajo del 50%. Lo interpreto como un claro signo de que mi tiempo –en el sofá- vale más que la mierda que esté haciendo. Mientras esté por encima del 50% considero que realmente estoy contribuyendo a la calidad, no después. Pulutant, en este caso, a los tres minutos abandonaría, y eso es lo que hice con el photoshop del Viernes, aunque la cabeza de Flácido no estuviera bien-bien donde hubiere debido estar.

viernes, 5 de marzo de 2010

Mitos del cine porno: Flácido Domingo (rip)

Hijo del legendario actor manchego Andrés Inhiesto, no pocas esperanzas fueron depositadas en el bueno de Flácido. De temprano debut a los 16 años con el filme "Por un puñado de pollas" donde no logró enhebrar, fracasó virilmente en los subsiguientes filmes de alto presupuesto: "Baja tensión" de Ian Fleming, "Nefasto", de Isabel Handicapped, "Me la piso" de Andrea Gassi, y "Hoy no me la puedo levantar" de Ana Torrija.

Tras breve periplo por el temita farlopa, ya nos entendemos, logró finalmente levantar ese ánimo y consumar con éxito durante un breve periodo del '89 al '91, vector temporal durante el cual rodó "Por lo que me queda en el convento la dejo dentro", "Chichi creus" (en catalán), y "El gran cañón del colorado" (Oscar al mejor maquillaje).

Tras detectársele problemas cardíacos abandono la coca, tras lo cual sufrió una brutal recaída. Acuciado por las deudas y visiblemente traumatizado por su difunción eréctil, fue hallado muerto en un motel de carretera en Julio de 1995. De carrera fugaz pero en extremo remarcable, se erigió como uno de los grandes mitos sexuales del siglo pasado y como tal le hacemos justicia hoy.

lunes, 1 de marzo de 2010

El acojonante mundo de la empresa: Capítulo final

Conforme este blog languidece acuciado por varias otras prioridades de diversa índole como el self-fisting, es hora de concluir, con criterio, esta espléndida serie que algún día será publicada por el Harvard Business Review.
Esta es la pirámide empresarial según la entiendo yo:

Nivel 1: Los ingenieros. Son los únicos que tienen idea de qué cojones se está haciendo y como. Los ingenieros químicos, eléctricos, mecánicos o de software inventan cosas, los ingenieros industriales pergeñan como fabricar lo que sea, y en definitiva son todos ellos el corazón, el cerebro, los pulmones, el hígado, el estómago, y el páncreas de toda empresa. De aspecto desaliñado, pantalón caído y camisa con cuello de pico del ’74, tienen tan poco contacto con la realidad que ni miran ya a las tías buenas. Aun así, su contribución es pivotal.

Nivel 2: Los operarios de línea. Son como monos adiestrados, realizando repetitivamente tascas que harían enloquecer a un tío normal, siendo pinacular la legendaria operación de “la vuelta de tuerca”. A pesar de ser su trabajo desmoralizante y hastioso, sin su presencia todo lo diseñado por los ingenieros no podría llevarse a cabo. De pelo aceitoso y la misma camisa bajo la bata azul durante días, babean ante la visión de una jovencita y jurarías que circulan todos con un seat Málaga del ’83 –posiblemente con acierto.

Nivel 3: Los de contabilidad y cuentas a pagar y cobrar. El primer layer de burócratas tuercebotas, pero que a diferencia de los demás niveles sí presenta cierto –si bien escaso- valor añadido. Más o menos reflejan una realidad hostil de forma palpable en unos libros que ahora se llaman SAP, consiguen apalabrar algunos cobros, y son capaces de enviar basura usando both el correo interno y el externo. Viven con palpable desinterés su cometido, y sin excepción los menos inteligentes son confinados a las galeras de cuentas a pagar para asegurar reconciliaciones imposibles para con nuestros proveedores, desazón, caos, e inoperancia, cualidades todas ellas que les hacen capaces de retrasar pagos hasta 5 minutos antes de que nos corten la luz.

Nivel 4: Los grandes capos. Su ineptitud, desconocimiento del sector, insensatez y desinterés son ya legendarios. Cobran morteradas por no echar palo a la alfombra, hablan como si estuvieran poniendo cohetes en la Luna, y en cuanto te das la vuelta ya están en el range del Golf Sant Cugat. Su valor añadido, mínimo, radica en su talante representativo ante japoneses, período durante el cual sueltan unos discursos tan cojonudos como vacuos pero presentan una auto-confianza sobrecogedora. Estarían en el nivel inferior si no fuera porque hay que reconocerles el mérito de levantarse una barbaridad al año sin hacer nada y sin morir quemados por sus empleados.

Nivel 5 y último: Los financieros. Ahí sí que el valor añadido es netamente negativo, en tanto en cuanto no aportan una puta mierda pero cobran. Son las ratas de los powerpoints y los excels, los engañamísters por definición, el puto cubo de la basura de la jerarquía empresarial. Capitaneados por los anormales de los Descontrollers, los financieros no hacen más que sacar reportes incorrectos (tanto por la definición de las variables como por el mapeado de la base de datos), agruparlos por país o línea de producto, empezar a añadir columnas absurdas que suman otras dos (o más), y los mejores logran dividir los totales por doce o cuatro, según miren meses o cuartos fiscales. El aspecto más legendario de su inutilidad es el de los forecasts, cuyo funcionamiento esencial es el de prever métricas futuras en base a asunciones insostenibles para luego explicar las desviaciones en términos de “eso es culpa de Medrano”.

La verdadera historia de la rivalidad Barça-Madrid

Seré conciso. H ay cientos de libros que cuentan esto en 400 páginas. Yo lo he hecho en dos, o sea que las gracias me tendríais que dar, ing...