lunes, 26 de septiembre de 2011

La Junta de Descamisarios

A estas alturas del convite si en algo estaremos todos de acuerdo es en que la gente, mayoritariamente, es subnormal. Consecuentemente la Junta de Compromisaris del FCB también lo es, y se notó. Por avatares hallábame de camino a casa a eso de la 7pm y lo que oí por la radio me dejó la tita como un cigrón. Al llegar a casa puse Esport3 de volea pero luego entre pitos y flautas apenas pude ver nada más que una anciana con la camiseta oficial y un bolso blanco colgado encima y creo que otro anciano que no sé qué burrada dijo. Pete quien pete al año que viene me reservo toda la tarde para mirarme la JdC, piromusical de la democracia, la participación, y el retraso encefálico.

La gente es tonta de cojones, casi toda, un 70% mínimo, y luego dependiendo de si vas a un simposium de neurocirujanos o a una Junta de Compromisaris del FCB este porcentaje subirá o bajará un poco, pero la gente es tonta de cojones vayas donde vayas, mires donde mires. Lo que irremisiblemente nos conduce a la necesidad de una revisión seria del concepto de subnormalidad. Supongo que se dibujó la línea entre normal y sub hace años cuando quizá había mucha gente normal y la normalidad de consenso era generalmente objetivable, estadísticamente incluso. Los que eran visiblemente más flojos eran sub y tal. Pero hoy en día, con la tremebunda eclosión de los tontos de los cojones, hay que revisar severamente a la baja el listón, con lo que muchos de los que antiguamente eran considerados subnormales pasan ahora a ser tíos perfectamente normales. Advierta pues el normal lector que la inmensa mayoría de la gente es ahora normal mientras seguiría siendo subnormal bajo el criterio anterior. Esta revisión a la baja adaptada a la realidad de la calle nos deja a nosotros, a la élite, en una minoría más estrecha que nunca. Permanezcamos unidos y no cedamos.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Sin lubricantes al ego

-Que sepas que Paula me ha dejado.
-No jodas!!! Pero la leche, ¿qué ha pasado?
-Pues nada, que al parecer se ha liado con un alemán.
-….
-Fútbol es fútbol…
-Lo siento querido. ¿Cómo estás?
-Ahora mismo mal, pero bueno, es de agradecer que me lo haya contado en vez de dejarme andar con los cuernos puestos medio año.
-Ciertamente.

Así de fácil. Sin el “pero ya hacía tiempo que nos estábamos alejando” o “estábamos mal” o “yo también me estaba hartando” o “mejor así; era una cabrona”.
Simplemente “me ha dejado tirado”.

Que un amigo sea capaz de contar las cosas así, sin excusas, sin atenuantes, sin lubricantes al ego, es francamente corazonador. Reunir el valor para contar algo tan hiriente sin peros ni corazas sino tal y como es, por humillante que sea, habla en grandes términos de la altura moral de esa persona.

Esa conversación sucedió hace 3 años pero por extraños motivos la recordé hoy. Tiene ahora otra novia, ojalá que salga mejor que la otra.

lunes, 19 de septiembre de 2011

El camino

No recuerdo de donde viene mi obsesión por los relojes, pero arranca de pequeño. Siempre se los hacía sacar a los mayores y trasteaba con ellos. Mi abuelo me regaló mi primer reloj cuando tenía 8 o 10 años, un Kessel que emitía una melodía empalagosa pero recomfortante para mí. Sucesivamente casi todos mis cumpleaños o reyes pivotaron alrededor de relojes, cuanto más freakies mejor. No era snobismo, era visceral.
Huelga decir que he tenido casi todos los relojes punta-de-lanza que uno pueda imaginar, especialmente CASIO (líder mundial y espiritual del sector), y conforme el mercado del reloj-teléfono evolucionó me he dejado una suma nada desdeñable en la coña.

No sorprendo a nadie si afirmo que soy la riota de amigos y conocidos. Cada vez que en medio de la comida alargo el brazo para agarrar el vino y aparece ahí un tocho con botonacos alguien exclama ‘Oh no! ¿Qué mierdas hace ese atroz tocho?’. No me respeta nadie y cada reloj nuevo conlleva miraditas y descojonos del resto. Esta problemática se acentuó a la vista de que, en efecto, esos relojes teléfono eran una puta mierda.

Con la eclosión del smartphone con su abultado caudal de features, parece claro que ya nadie está dispuesto a conformarse con menos. Aun así, hay un problema que a dia de hoy permanece irresoluto: la escasa inmediatez del teléfono en términos de notificaciones; cada vez que pita o vibra hay que sacarlo del bolsillo, darle al botón de power, correr el dedo para desbloquear, y mirar o abrir la barra de notificaciones para ver qué pasa. Eso termina resultando hastiante y o bien pasas de todo o te haces una jartá de meterlo y sacarlo del bolsillo cada vez que tal (el caudal de notificaciones no siendo nímio además: llamadas, SMSs, Whatsapps, Emails, GTalks…)

La solución que os presento hoy elimina este problema de forma satisfactoria. Se trata de un concepto en arquitectura de conexión interesante e inventado por Sony Ericsson en 2007: el reloj actúa como mero esclavo del teléfono, como una simple pantalla secundaria donde todas las notificaciones son re-enviadas desde el jodido teléfono en el bolsillo hasta el visible e inmediato reloj. Simple y llanamente y a través del bluetooth, el teléfono manda todo lo que nosotros queramos al reloj, proporcionando inmediata visibilidad para luego decidir si queremos sacar el teléfono del bolsillo o no.

Os dejo cuatro fotos para que veáis si está bien visto o no.

Pulsando un botón puedo ver si tengo cobertura, notificaciones, y cuanta pila me queda.

Cuando me llaman, el reloj me indica quien es y puedo coger, silenciar o colgar la llamada pulsando un botón.

Cuando recibo un mensaje no sólo me lo indica si no que me lo lee, así me ahorro tener que sacar el movil para leer el dichoso sms.

Útil para los que conectamos el teléfono al stereo del coche o los que escuchan música, el teléfono puede poner en marcha el reproductor de música del teléfono, avanzar o retroceder canciones, subir/bajar volúmen. Además a cada nueva canción nos pone artista y título.

Inicialmente pensé que tener el bluetooth conectado todo el dia castigaría mucho la pila, pero la realidad es bien diferente: al tener el teléfono dormido en el bolsillo -ya que no lo tengo que sacar cada 10 minutos para leer las notificaciones-, la pila dura mucho más (lo que más pila chupa es tener la pantalla encendida).

El teléfono sólo vibra, notablemente, pero no emite ruidito alguno. No importuna en reuniones ni eventos sociales, y además -si bien gustará más o menos-, no es visualmente atroz (hay tres modelos en diferentes colores).

Huelga decir que todo esto viene regido por un software instalado en el teléfono que nos permite elegir qué notificaciones queremos recibir y cuales no. Yo además recibo notificaciones de la temperatura ambiente cada hora y alarmas de lluvia on an ad-hoc basis.

Como vive Dios que amigos y conocidos se han quedado bien callados al ver esto, han fruncido el ceño, y han preguntado precios.
Este es el camino.
SonyEricsson MBW-150.

domingo, 11 de septiembre de 2011

We shall never forget

Y como parece que tras 10 años hay muchas cosas que inexplicablemente se han ido olvidando, ahí va mi pequeño recordatorio.

Portada New Yorker y Spiegel:



Imágenes ABC:

Imágenes CNN:
Y la famosa toma de CNN...
...que luego analizaría La Vanguardia:
Alguien, no en pleno vuelo, pegó algo debajo de ese avion. Eso no es ser teórico de la conspiración; eso son hechos probados por varias cámaras independientes.

Y así lucía el famoso WTC 7 tras los ataques...
... si bien en 6 horas terminaría derrumbándose de manera más que sorpresiva. ¿Saben que había en los sótanos de ese edificio?

Me abstendré de entrar en el tema Pentágono o Shanksville, PA.
Hace 10 años mataron a 3,000 tíos y aún no sé quien lo hizo, si bien sí sé que 19 moritos descamisados seguro que no lo hicieron.

A esos 3,000 tios y a sus famílias dedico este post. We shall never forget.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Un despojo humano por mimetismo

Para ir cerrando el tema de la maternidad y tal, justo es destacar que la mujer tiene un tal del que el mascle carece. Sólo por el tema de la logística y tal me veo radicalmente incapaz de criar por mí mismo a una criatura. No ya sólo el tema de los polvos (de ahí estos lodos) sino lo de los pañales, las cremitas, los horarios, los cochecitos, las ropitas y tal; hay que tener un instinto del que carecemos.

Quizá sea por ese sobrenatural instinto maternal heredado tras años y años de transferencia genética y mutación darwiniana que varias mujeres al enmadrarse se vuelven majara. No son capaces de hablar de nada que no concierna al churumbo y sienten una irrefrenable e incontrolable tendencia a contar todo lo que hace su bicho y dar consejos a los demás de manera compulsiva. Todo es opinable, bien sea con dictamen tajantemente desfavorable o al inrevés. El mundo orbita alrededor de sus niños y los credos –no siempre suficientemente sustanciados- a ellos asociados.

Luego es normal que cuando dejan al bicho en la guardería esas madres se pongan a llorar y, perversión añadida, sean incapaces de abandonar el recinto a pesar de ser invitadas a ello por el personal del centro. Yo he sentido adjunteces similares con relojes y raquetas de tenis en el pasado (ahora ya me importa un huevo todo), pero lo de esas madres roza el ridículo.

Y no dudo que en cuanto escolarizan al cabrito entran en un bucle de depre compulsiva al carecer su jornada laboral y vida de sentido alguno en ausencia del marsupial. Yo, desde el desconocimiento, creo que con los niños hay que hacer un poco como con los perros: marcar una distancia, dibujar una línea, y no dejar que pisen nuestro ‘todo’.

Mi niña antes cuando caía no lloraba nunca. Desde que va a la guardería cada vez que cae llora. ¿Por qué? Porqué ahí donde va ve que los demás lloran al caer. ¿Y por qué lloran al caer? Porqué cuando caen su madre se acojona y va rauda a comfortarles. La sobreprotección agudiza la ‘mamitis’ y los convierte en quejicas y débiles.

Esas zorras locas que acuden raudas a abrazar al niño cada vez que se cae de culo están convirtiendo a mi puta hija en un despojo humano por mimetismo. Pondero abandonar la guardería o buscar una dónde sólo acudan criaturas que han sido educadas correctamente y desde el sentido común.

jueves, 8 de septiembre de 2011

NASA mínimo, nivel ejecutivo

Ayer os hablé de dos sesiones en el parvulario. Al poco de empezar la primera –en el gimnasio, el keynote speech de la directora- salí al patio a fistearme un rato y tomar la fresca ante el sopor existente y antes de la segunda sesión.

Ahí coincidí con la profe de mi bicho, que me pudo identificar precisamente por hallarme yo con el mismo a hombros. ‘Hola que tal - mira, ja veus, es que és un dimoni - sí, però és molt espavilat – sí, a aquesta edat son una meravella’.

Y llegó ese momento de semi-pausa en que como padre no pude evitar verme tentado a iniciar la gloriosa conversación:
-Bueno, Sonia, ¿cómo ves a Forcepsito? –con un medio guiño de ojo en plan ‘canta, canta’
-Uf –dice ella- no te lo quise decir antes porqué había otros padres delante pero es la hostia. LA HOSTIA.
-¿Tú crees?
-Uf, un fenómeno de la naturaleza. Inteligente, vital, espabilado, fuerte, generoso…una auténtica maravilla. Llegará MUY lejos.
-¿Tu crees?
-Pongo la mano en el fuego. NASA mínimo, nivel ejecutivo, quizá SGAE.
-Tomo nota.

Esa es la conversación off-the-record que todos los padres envisionamos en nuestros sueños húmedos, pero gracias a Dios, y amparado SIEMPRE en la doctrina del ‘Think before you speak’ me abstuve de hacer la mítica pregunta y me alejé con un tíbio, ‘Bueno, vamos por ahí a chutar pelotas, hasta luego!’

Mi madre era maestra y me consta que este sector es muy sincero. Sólo me hubiera faltado que me dijera que el mío va para junkie, homosexual de plumón o, con un poco de suerte, inadaptado pajolero.

No preguntes si temes no poder encajar la respuesta, y yo no estaba de humor para traspieses.
Fuimos a chutar pelotas y yo seguí convencido que de haber preguntado, la respuesta hubiera sido tal que la arriba descrita. Convencidísimo, vamos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

El recurrente fenómeno de la ausencia de visión periférica

Ayer tuvimos la ya segunda reunión de padres en el parvulario donde aparcamos el bicho. Primero salió la directora y nos dio el gran speech sobre los valores educacionales que el centro defiende, la importancia de que el churumbo se conozca a si mismo, la crucialidad de la creatividad como elemento de crecimiento intelectual, el juego espontáneo y no-dirigido por el profesorado, el trabajo en grupo en vez del individual, y en definitiva nos remarcó cuan progresista, innovadora, heterodoxa y rompedora es esta escuela a nivel de herramientas que se dan al lelo basados en los estudios de McMotörhead y tal. Que si la psicomotricidad como pal de paller de no-sé qué, que si el descubrimiento de los materiales y el entorno, los vegetales, las hortalizas, los sonidos…

No pude evitar perder interés pasados 35 segundos. Cuando voy al taller a que me reparen el C190 del ’91 o al banco a blanquear dinero me importan un huevo los fundamentos filosóficos que sus dueños defiendan. Do the job y no me atabales.

Luego pasamos a las respectivas aulas donde las respectivas profesoras entraron ya en más detalles sobre los baberos, las batas, los horarios, los plastidecores, las siestas y tal. Mientras el tema me desinteresaba nuevamente, sí es cierto que se aportó información de relieve logístico. Pero yo no he venido aquí a hablar de esto; he venido a hablar del recurrente fenómeno de la ausencia de visión periférica, síndorme descrito ya por Galileo.

Se trata en definitiva de la madre que interrumpe a la profesora 12 veces. De las 14 interrupciones o preguntas totales entre las 16 famílias, 12 las hace la misma. Preguntas, además, que carecen de la comprensión de que el mensaje de la profesora es un ‘broadcast message’ dirigido a 15 padres (*) no a ella sola. La persona aquejada por este síndrome cree estar sola con el interlocutor sin percatarse de que hay varias docenas más con dudas o pensamientos similares a los suyos pero que saben entender que no es momento de hacer el imbécil.

Si la profe dice que es vital dropar al marsupial y largarse antes de las 9.30 sale Meritxell y dice ‘No, però jo te la deixo bé d’hora a la Érica, no?’. Y cuando la profe dice que hay que lavar la bata Miércoles y Viernes ella dice ‘Això és el que faig sempre, una rentadora Dimecres i l’altra Diumenge’. Estas intervenciones, lo que me mortifica aun más, suelen terminar con una risotada forzada y un giro de cabeza para ver quien ríe o se solidariza.

Se trata, como en tantos instantes de nuestras vidas en cualquier ámbito, de un nuevo y claro ejemplo de minusvalía mental; no lograr entender el contexto de los mensajes que se reciben. Es este un drama cotidiano con el que tenemos que lidiar, pero tengan por seguro que esta gente amén de no tener inteligencia carecen de autoestima o vergüenza algunas. Manténganse alejados de ellos y JAMÁS se sientan tentados a preguntar o chupar airtime. Normalmente no vale la pena. De verdad.

La verdadera historia de la rivalidad Barça-Madrid

Seré conciso. H ay cientos de libros que cuentan esto en 400 páginas. Yo lo he hecho en dos, o sea que las gracias me tendríais que dar, ing...