Poco que añadir a una brillantísima carrera. ‘Jesucristo
Super Star’, ‘Sesto en Nueva York’, el ‘Sesto Sentido’, … clasicazos, historia
viva de la iconografía pop de finales del siglo pasado.
Una pregunta, empero, jamás será contestada… ¿Qué
empujó a Camilo a elegir tal nombre artístico?
Estaremos de acuerdo en que el nombre de Camilo
Blanes, su nombre auténtico, carece de carisma y gancho a partes iguales.
Ni por un instante dudo que le aproximó su promotor
con la necesidad no menos perentoria que apremiante, de buscar un nombre
artístico con más atractivo.
Naturalmente tenía en mente el promotor ajustar el
nombre de ‘Camilo’ mucho más que lo de ‘Blanes’, que suena neutral o incluso
anglófono pronunciado así en plan ‘Bleins’.
¿Pero Camilo? Joder, cómo Hermenegildo o Olegario.
De viejo naftalínico sondado. Que me venga con un “James Blanes” o “Oliver
DeBlanes” y ya iremos tirando, pensó el promotor, ansioso por empezar a
imprimir papel.
Sure enough, cómo vive
Demis Roussos, que al tercer día viene el bueno de Camilo y le abofetea con lo
de “Camilo Sesto”.
Aún no existía el WOOOOT DA FUCK entonces, todo era
mucho más formal y diplomático, y seguro que el promotor arqueó las cejas,
ejecutó un breve pero tenso facepalm,
se incorporó hacia adelante en su mesa y tras mirar a Camilo fijamente a los
ojos dijo:
“Entesos”
Y de ahí al cielo. Es curioso.
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