martes, 10 de julio de 2012

How I met your mother


Yo llevaba unos días –no semanas: días- medio liado con una tarada. Nos conocimos hacía nada, yo no tenía ningún interés en ella, y ella (creía yo que) tampoco en mí; para que veáis cuan convencido de todo lo anterior me hallaba yo, fue en una fiesta en su propia casa cuando apreté a esa guiri polaca. Era en uno de esos bloques de apartamentos típicos de EEUU con una piscina en medio, con césped y tal, cómo en la peli esa de Shyamalan en que hay un bicho raro y una jaleo, no recuerdo bien.

Pues eso, que la fiesta tuvo lugar en su apartamento, con un balcón generoso que daba a la susodicha piscina y con un porrón de gentuza de la uni como invitados, lo de siempre. Así las cosas cuando reuní el valor (*) necesario, cogí por banda a la guiri nueva bajo el inhumano bochorno del Septiembre austral y empecé con mi protocolo de chapa, AKA ‘captura por erosión o agotamiento’. Al parecer apelé al tan manido drama humanitario de la opresión a la que está sometida Catalunya. Le hablé de los Castellers, de la Patum y del elevado consumo de coca en Barcelona. Mientras me agarraba fuertemente a la barandilla pues el calor y el alcohol me debilitan, supongo que la otra, la locaza, la tarada que comentaba al principio del post, no percibió actitud irregular alguna y seguimos asín asumo –pues no recuerdo bien- un rato más.

Lo que sí recuerdo vívidamente es a mí, a mi amigo, a la guiri y a otra que mi amigo estaba intentando capturar, los cuatro en la piscina ya bien entrada la noche; nosotros dos en calzoncillos, ellas dos en bragas y sujetador, realizando la típica guerra de caballos digamos en que las llevamos a hombros y nos intentamos derribar los hunos a los otros. La fiesta seguía en el balcón por lo cual asumí (no me fijé) que la locaza lo daba por bueno, cosa que me pareció normal habida cuenta de que no había nada entre nosotros.

En esas que le meto el hocico a la guiri, nos damos cuatro arrumacos y todo parece discurrir por los cauces de la más estricta normalidad cuando oigo una atronadora voz infernal descendiendo de los cielos que reza:
“Será hijo de puta el tío, se está comiendo a la Alemanaaaaaaaaaaaaaaa” (**)
Asustado me giré (estaba yo ganado yardas en una esquinita de la piscina con la jóven) cuando una lata de cerveza –cerrada- con génesis de trayectoria ubicado en algún punto del balcón y zénit celestial a 20m sobre el nivel del agua de la piscina espetegó contra mi sien dejándome aturdido. El artefacto presentaba una velocidad terminal elevada y un tino sustancioso, y entre el estupor y la taja no supe prever que ese proyectil era tan solo la antesala de una operación aire-tierra de notable calado en la cual yo era el único objetivo.


Así las cosas, se amotinó la loca al lado del típico cubo de esos lleno de hielo y latas de cerveza, y cual oficial de artillería nazi procedió a vaciar toda la munición contra mi cabeza. Habría latas, ¿eh?, no hablamos de 3 o 5 misiles,no, estamos hablando de quizá 20. Yo andaba confuso y tardé unos segundos en detectar el punto de origen de la ofensiva. Ella me tenía dominado dada su posición elevada y su no-borrachismo y yo era una indefensa trucha en una piscifactoría.

Me zambullía yo como había visto hacer a Schwarzenegger y Stallone en algunos filmes intentando evitar el ataque pero cuando me tocaba salir no tenía referencia visual de la lluvia de metralla y sobretodo insultos. Se tocaron todos los palos (según me contaron pues yo oía intermitentemente las afrentas), desde referencias a mi puta madre hasta deseos de accidentes, horrorosos todos. Creo que darme-darme sólo me dio la primera, y el resto fue un torpe y despechado bombardeo indiscriminado que colateralmente impactó población civil sin causar heridos (quizá había 8 o 10 tíos más en la piscina).

Y seguía chillando la loca, esencialmente denigrando a mi santa madre y señalándome con el dedo cuando se le acabó la artillería. En esas que mi guiri ya se había largado hacía rato mientras yo aguantaba el chaparrón desde el rincón azul entre el jolgorio, los aplausos y la algarabía del respetable que, maravillado, intentaba animar a la moza a no decaer y a alargar su notabilísimo rosario de improperios hacia mí proferidos. Algunos incluso buscaban latas entre las cajas para intentar dilatar la ofensiva.

Salí del agua tajado y magullado, subí a la estancia entre descojonos del público, la senté en una silla y le expliqué que al parecer había existido un desalineamiento en las expectativas y que no era plan de montar ese numerito. No recuerdo si me cayó alguna hostia o no, pero se calmó, la fiesta fue una de las más largamente recordadas, a los dos días pude reconducir la situación con la guiri y, al fin y al cabo, la vida son estas pequeñas cosas. Con la locaza, una vez solventado el subidón de tensión nos unió en lo venidero una relación cordial (si bien yo siempre dejaba el reojo puesto no me fuera a azotar con una jarra de cerveza), y con la guiri, pues terminamos felizmente casados a pesar de la anómala concepción de nuestra relación.


(*): Alcohol
(**): No era Alemana pero había venido con los alemanes, por lo cual lo dimos por bueno.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Twitter killed the blogger comments star.

Gran post.

subcomm

Ant. dijo...

Gratos recuerdos de borracheras veraniegas en que cualquier agujero (femenino, ojo) es trinchera. Y si es más de uno, mejor.
Ataque indiscriminado a laSSSS (en plural) guiris, y despertares en las playa, con el mástil en todo lo alto y famílias con críos alrededor mirándote con cara de asco.
Oh sí, el verano....

PENELOPE dijo...

la imagen de estar acorralado en la piscina, esquivando latas sumergiéndote... xDDD

tu mujer ( entonces cervatilla asustada por los misiles y por tus arrebatos) es una santa!! y una valiente!

hip hip Mono! ( el cielo ganado hija)

Anónimo dijo...

Dubto que la mare (que segur que estava beguda) reaccionés així per 4 arrumacos. Explica bé què estaves fent. Sin mentiras, Pep.

En tot cas, n'Oscarini i jo aprovem efusivament el comportament de la locaza, i haguéssim actuat igual sinó amb més violència.

Rai

oscarini dijo...

Hola amigas.
Según mi entendimiento y recto proceder:

`...realizando la típica guerra de caballos digamos en que las llevamos a hombros...
`En esas que le meto el hocico a la guiri´.....

Es decir, que le practicaste un cunnilingus.

Recomendamos vender.

General Fórceps dijo...

Me agarro a un ciervo ardiendo.

Anónimo dijo...

Ahora cuento yo lo que en realidad pasó:

Fórceps era el marginado de la uni. Lo invitaron a la fiesta más que nada porque de alguien había que reírse. El tío no pillaba un carajo del idioma y en la mitad de bromas que le hacían reía por compromiso sin entender una mierda.

Hacía unos 3 años de su último encuentro sexual, a las 7 de la mañana en una playa del litoral andorrano con una beóda de 90 kilos (en ayunas).

En eso que estaba en un rincón de la piscina cuando vió como una hermosa damisela caucásica introducía su cuerpo en el líquido elemento.
El pajillero de nuestro amigo se acercó a ella y en su lengua vernácula le soltó "aquestes mamelles que et gastes tenen pinta de ser més gustoses que el mató de Montserrat".
El bellezón del norte de europa le obsequió con una tímida sonrisa pensando para sus adentros: "encima de pajillero tienes cara de venir de una tribu del sur de europa donde se pasan el día reivindicando".
Evidentemente la factura de tantos años sin catar (foundation) hembra hizo que nuestro valiente Alfredo Landa interpretara el gesto de buena educación como una invitación a sumergerse por entre la piel de la guapa y caucásica pieza.
El fornido holandés, novio de la polaca, divisó tal escena a lo lejos, sin poder dar crédito a lo que el gangoso africano intentaba pensando que igual era fruto de los efectos de las 20 cervezas que llevaba. Al comprobar tamañana afrenta se dedicó a tirar sobre el pobre españolito todo lo que se le ponía por delante, causándole importantes daños (o arreglos) en toda la cara.
Evidentemente al tiro al españolito se unió todo el campus universitario y mitad del geriátrico colindante, causando enormes desperfectos no tanto en la carrocería de nuestro Don Juan (era difícil de estropear más) sinó en su psique (se dice que hoy en día sólo hablarle de algún famoso holandés revive esa escena y desata su furia).

Graicas a su bondad y exiquisita educación la pobre belleza polaca desarrolló un tremendo sentimiento de pena (la de a veces que se ha arrepentido de ello) y fue a visitar a la víctima al hospital, y ya se sabe el roce hace la tragedia.
Ahora la pobre polaca pasa sus días aguantando historias fantasiosas del romeo africano, animándolo a que pase horas en su blog, viendo partidos de un deporte del que sólo había oído hablar por un tal Boniek, y refugiándo sus penas en los brazos de un fornido letrado.

FIN

by posi

Anónimo dijo...

Bona tarda. General: Espléndido relato de sus simples (?) escarceos amorosos con su futura esposa, que siempre ha gozado del mayor de mis respetos.

Como servidor fue un niño de la posguerra, le diré que su narración me ha recordado una edulcorada peli, de la época en que se emitían pocas en color, y que visioné hace muchos años.

Se llamaba "Escuela de Sirenas", que junto a una impagable Esther Williams, aparecía Red Skelton, que debía travestirse para poder enamorar a la Williams. Uno es muy tolerante, pero espera que usía no haya tenido que llegar a esos niveles para cual Jaume I, conquistar el corazón de su señora esposa.

Y para acabar la batallita, sobre esa película, muy buena la colaboración musical de Xavier cugat y la interpretación de Harry James de "hora stacatto" pieza compuesta para violín.

Polifònic (problemas del hotmail)

Onlyamd dijo...

A veure... va ser huna o huno la del bombardeig??? que aquí hi han dos versions... jajaja

Grandíssim post!

Anónimo dijo...

El comment del Posi, curull de mofa i befa, transmet en el fons una estima real per l'autor del blog.

Ho interpreto com un apropament i unes ganes de refer la relació.

Rai

Anónimo dijo...

ya

La verdadera historia de la rivalidad Barça-Madrid

Seré conciso. H ay cientos de libros que cuentan esto en 400 páginas. Yo lo he hecho en dos, o sea que las gracias me tendríais que dar, ing...