Verano azul

Supongo que hoy, muchos de vosotros, colgáis las palas y os largáis de vacaciones. Es ese momento catártico del año, el ciclo de renovación interior, que sin excepción redunda en un regreso a la mina a primeros de Septiembre presidido por la desmotivación, la depresión, y el propósito de enmienda.
El deprimido veraneante, en Septiembre, se da cuenta de que su vida carece de sentido y decide renovarse, no en vano es la época álgida de los anuncios de fascículos por la tele, cuando la gente, hastiada de sus míseras vidas, se cree capaz de aprender a usar AutoCAD en 6 entregas, de construir sus propios armarios o de aprender mongol.

Lo anterior, suficientemente malo, viene catalizado por una fuerte creencia de que si el individuo decide cambiar, puede. Esto, claro está, es absurdo, pero el obeso mórbido, a 29 de Agosto, se ve capaz de ir al gimnasio tres veces a la semana y se convence de ello. Y así, la gente, tras este periodo vacacional, no sólo vuelve hundida por los rigores de su vida laboral sinó que además se ha creado un castillo de naipes que bien pronto redundará en mayor frustración aún. La mente humana es cabrona.

Yo ya hace tiempo que decidí suprimir los propósitos de enmienda o los proyectos de superación personal. He aprendido a vivir malgastando mi vida alegremente, pues esto me proporciona mayor bienestar. No me frustro por estar gordo, ni por no haber ido a Nueva Zelanda, ni por no saber mongol, ni por ser incapaz de arreglar un grifo que gotea. No, no me marco metas que sé que nunca alcanzaré, no creo que si lo doy todo me promocionarán en la empresa, ni intento dejar de fumar, y soy consciente de mi declive a todos los niveles. Desde muy niño me dijeron que era un niño muy inteligente pero muy vago, y mis padres siempre creyeron que podría llegar a algo. Incluso casi logran timarme. Pero no, no he llegado ni llegaré a nada, ya que creo sinceramente que es mucho más interesante ser un mediocre viviendo como un zar que ser un flecha y dejarse la vida en ello.

Nuestras vidas son flojas, reconozcámoslo. Siempre nos podremos comparar a un amigo que ha hecho una fortuna, que va con una tiaza diferente cada vez que le ves, y que además habla el mongol de muerte. No podemos dejar que esto nos deprima: mi máxima es que si sales perdiendo en la comparación con alguien, compárate con otro.

En definitiva: que os vais, yo me quedo, y cuando regreséis estaréis hechos una puta mierda. Valorad el suicidio fríamente, no es tan mal plan como lo pintan. No creáis que los que nos quedemos estaremos mucho mejor: vende mucho decir que con la oficina vacía Agosto se trabaja como Dios, pero la verdad es que es deprimente. Los que nos quedamos también padecemos crisis existenciales, lo que viene a confirmar que en verano todo el mundo sufre, seguramente a resultas del parón de la competi futbolística y el calor, pero también a raíz de este tácito periodo de evaluación personal y tal.

Lo que os quería decir: pasadlo bien y olvidaos de esos mil proyectos que nunca hicisteis y nunca haréis. No nos torturemos más, seamos felices con lo que tenemos cuando llegue Septiembre, coño, que hacer algo con nuestra vida tampoco es tan importante. Somos 7 billones de tios en el planeta y por la tele siempre salen los mismos 200, o sea que demos por bueno lo que hay.
FELICES VACACIONES.